Activistas y organizaciones de derechos humanos clamaron el lunes en la ONU contra el posible ingreso en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Cuba, Rusia, China, Arabia Saudí y otros tres países que cuentan a sus espaldas con un "trágico" historial en materia de libertades fundamentales.
"En mi país continúan las amenazas de muerte, las detenciones arbitrarias, las golpizas en las calles (...) y eso es una situación incompatible con la presencia de Cuba en ese consejo", denunció en declaraciones a EFE la activista Rosa María Payá, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá.
Payá participó en un almuerzo en la sede de Naciones Unidas junto a activistas de derechos humanos organizado por las organizaciones Human Rights Fundation y UN Watch para denunciar que siete de los 17 países que el próximo 12 de noviembre aspiran a un puesto en el Consejo de Derechos Humanos no están cualificados para acceder al organismo. Además de los cuatro países citados, Jordania, Argelia y Vietnam son los criticados por estos grupos.
La Asamblea General celebrará ese día una votación directa y secreta, y por bloques regionales, para nombrar a 14 de los 47 miembros del CDH entre un total de 17 candidaturas, en la que además están Maldivas, Marruecos, Namibia, Sudáfrica, Sudán del Sur, Francia, Macedonia y Reino Unido.
Por América Latina, los tres candidatos a suceder a Ecuador y Guatemala son Cuba, México y Uruguay, en una contienda en la que a diferencia del año pasado uno de los tres aspirantes se quedará sin asiento, de ahí que el presidente de HRF, Thor Halvorssen, dijera que es más necesario que nunca presionar para que Cuba quede fuera. "La presencia de Cuba, China o Rusia es una decepción para las víctimas y manda un mensaje de complicidad con estos regímenes opresores de parte de la comunidad internacional", denunció Payá, quien destacó que ahora es tiempo de ser "solidarios" y dejar claro que las democracias "no se sientan con criminales".
En el caso de México, ambas organizaciones creen que ese país sí está cualificado para entrar en el Consejo porque su pobre desempeño en materia de libertad de prensa "es consecuencia de la violencia como resultado de los feudos del narcotráfico y el fracaso del gobierno en su lucha contra el crimen organizado o la corrupción".
Y sobre la candidatura de Uruguay, UN Watch y Human Rights Fundation la incluyeron en su lista de "cuestionables" junto a otros cinco países al constatar que a la hora de votar en la ONU distintas resoluciones sobre derechos humanos se abstiene o se pone del lado de los países opresores. En el almuerzo también participó Cheng Guangcheng, el activista invidente chino que protagonizó una complicada salida de su país en 2012 y que hoy coincidió en que los gobiernos democráticos deberían unirse y acabar con el "doble rasero" que permitiría entrar en ese consejo a un país que viola los derechos humanos "todos los días".
Otro de los asistentes fue el disidente Ali al Ahmed, quien denunció que los gobiernos que voten a favor de la presencia de Arabia Saudí en el Consejo de Derechos Humanos, en uno de los cinco asientos del bloque asiático que se disputan sin competencia cinco países, serán "partícipes de la opresión al pueblo saudí". Un caso parecido ocurre en el bloque de Europa del Este, donde Rusia y Macedonia luchan por sin "presión" de otros candidatos, lo cual, según la periodista rusa Massa Gessen, demuestra que el presidente Vladimir Putin "está embarcado en un nuevo periodo de opresión a gente corriente en la clásica estrategia para intimidar". "¿Qué mensaje estamos enviando?, ¿por que los opresores ponen tanto empeño en estos puestos?. En este mundo de simbolismo tendría un impacto significativo que Estados Unidos y la Unión Europea alcen la voz en contra de quienes silenciaron al padre de Rosa María o de los activistas en Rusia o China", concluyó Halvorssen.
"En mi país continúan las amenazas de muerte, las detenciones arbitrarias, las golpizas en las calles (...) y eso es una situación incompatible con la presencia de Cuba en ese consejo", denunció en declaraciones a EFE la activista Rosa María Payá, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá.
Payá participó en un almuerzo en la sede de Naciones Unidas junto a activistas de derechos humanos organizado por las organizaciones Human Rights Fundation y UN Watch para denunciar que siete de los 17 países que el próximo 12 de noviembre aspiran a un puesto en el Consejo de Derechos Humanos no están cualificados para acceder al organismo. Además de los cuatro países citados, Jordania, Argelia y Vietnam son los criticados por estos grupos.
La Asamblea General celebrará ese día una votación directa y secreta, y por bloques regionales, para nombrar a 14 de los 47 miembros del CDH entre un total de 17 candidaturas, en la que además están Maldivas, Marruecos, Namibia, Sudáfrica, Sudán del Sur, Francia, Macedonia y Reino Unido.
Por América Latina, los tres candidatos a suceder a Ecuador y Guatemala son Cuba, México y Uruguay, en una contienda en la que a diferencia del año pasado uno de los tres aspirantes se quedará sin asiento, de ahí que el presidente de HRF, Thor Halvorssen, dijera que es más necesario que nunca presionar para que Cuba quede fuera. "La presencia de Cuba, China o Rusia es una decepción para las víctimas y manda un mensaje de complicidad con estos regímenes opresores de parte de la comunidad internacional", denunció Payá, quien destacó que ahora es tiempo de ser "solidarios" y dejar claro que las democracias "no se sientan con criminales".
En el caso de México, ambas organizaciones creen que ese país sí está cualificado para entrar en el Consejo porque su pobre desempeño en materia de libertad de prensa "es consecuencia de la violencia como resultado de los feudos del narcotráfico y el fracaso del gobierno en su lucha contra el crimen organizado o la corrupción".
Y sobre la candidatura de Uruguay, UN Watch y Human Rights Fundation la incluyeron en su lista de "cuestionables" junto a otros cinco países al constatar que a la hora de votar en la ONU distintas resoluciones sobre derechos humanos se abstiene o se pone del lado de los países opresores. En el almuerzo también participó Cheng Guangcheng, el activista invidente chino que protagonizó una complicada salida de su país en 2012 y que hoy coincidió en que los gobiernos democráticos deberían unirse y acabar con el "doble rasero" que permitiría entrar en ese consejo a un país que viola los derechos humanos "todos los días".
Otro de los asistentes fue el disidente Ali al Ahmed, quien denunció que los gobiernos que voten a favor de la presencia de Arabia Saudí en el Consejo de Derechos Humanos, en uno de los cinco asientos del bloque asiático que se disputan sin competencia cinco países, serán "partícipes de la opresión al pueblo saudí". Un caso parecido ocurre en el bloque de Europa del Este, donde Rusia y Macedonia luchan por sin "presión" de otros candidatos, lo cual, según la periodista rusa Massa Gessen, demuestra que el presidente Vladimir Putin "está embarcado en un nuevo periodo de opresión a gente corriente en la clásica estrategia para intimidar". "¿Qué mensaje estamos enviando?, ¿por que los opresores ponen tanto empeño en estos puestos?. En este mundo de simbolismo tendría un impacto significativo que Estados Unidos y la Unión Europea alcen la voz en contra de quienes silenciaron al padre de Rosa María o de los activistas en Rusia o China", concluyó Halvorssen.