Después varios días de gestiones para subsanar omisiones cometidas por distintos funcionarios, a fin de inscribir oficialmente mi apartamento, según exige la nueva ley de la vivienda, he debido peregrinar por innumerables locales y oficinas, no solo a consecuencia de la fragmentación de la oficina central (una enorme y vieja casa subutilizada), sino además por la mala información que brindan al público que acude a éstas.
Finalmente hay que pasar por la Notaría a legalizar todos los documentos acreditativos. Acudí a la mejor, la más famosa, cuya ubicación es muy céntrica: la notaría de 23 y J en El Vedado, por donde han pasado casi todos los cubanos, a casarse, divorciarse, testar, hacer poderes, en fin, a todo tipo de trámites legales.
La misma se encuentra ubicada desde hace más de cinco décadas en un bello edificio de los años cincuenta, cuyas soluciones arquitectónicas aún hoy son referencia de estudio en la carrera de Arquitectura.
He aquí las imágenes más recientes del que otrora fuera un hermoso edificio de oficinas y viviendas:
Este post fue publicado originalmente en el blog de Rebeca Monzó Por el ojo de la aguja