Una multa que supera la ficción. Más de 400 mil (CUC), que ni idea tengo cuanto será el equivalente en dólares americanos o euros, es la astronómica cifra con la que fue penalizado el bar restaurante La California, paladar ubicada a pocos pasos del Malecón.
Erigido en un local del siglo XVIII, bien restaurado, en el número #55 de la calle Crespo entre San Lazaro y Refugio, municipio Centro Habana, el restaurant-bar La California ofrece comida italiana y una elaborada fusión de culinaria cubana e internacional, además de un servicio exquisito, atractivo y divertido donde el cliente puede entrar a la cocina y preparar su propio manjar. Parte de lo que se consume, en este agradable lugar, se cultiva en una finca particular de agricultor cubano, y el resto, - al decir del codirector Charles Farigola – es de importación.
“Durante la sesión plenaria de la Asamblea Nacional, Machado Ventura, el vicepresidente cubano, hizo referencias a las comidas que hay en los paladares, haciendo especial hincapié en los productos que ofertan y no se pueden adquirir en la red nacional de tiendas”, así comenzó la explicación de un emprendedor cubano que anda de paso por Miami comprando insumos para su restaurant en La Habana.
“La realidad – continúa - es que los paladares importan poca cantidad, la mayoría de los bebestibles y los comestibles salen de los hoteles, sobre todo, los que forman parte del concepto conocido como “all inclusive”. Filete sellado al vacío, jamón serrano, vegetales frescos, salmón,chorizos, el pulpo, los calamares, etc. Casi todo proviene de Matanzas, donde se concentra lo gordo del turismo. Existen puntos de comprobación policial para revisar los vehículos que viajan desde Varadero a La Habana; pero casi todo se transporta sobre autos TOUR y eso quebranta el control, porque la policía nacional no quiere molestar al turista”.
“La estrategia, como respuesta, fue inspeccionar a los paladares que fanfarronean de tener ese tipo de Productos Importados, y La California cayó. Además dicen que en el informe de inspección se específica que el reporte de las ventas, no se corresponde con la realidad observada. Parámetros y factores que parecen subjetivos”.
¿Puede un paladar cubano pagar una multa de tamaña cuantía?
“No creo. Mira, los inspectores cobran un por ciento de cada multa que ponen, los particulares les ofrecemos, a esos inspectores, un porcentaje mayor que el que ellos reciben. Así sobrevivimos todos porque así es el juego en el toma y daca. Puede que La California no haya querido entrar en ese juego, puede que haya aceptado un arreglo de pago en cuotas, puede que se declare en impago y prefiera una fea sanción, puede que decida pelear la multa en los tribunales. Todo puede suceder. No, los Cuentapropistas no somos delincuentes, somos un grupo social que fabrica hechos y no sueños comunistas ni utopías libertarias; somos la parte de la sociedad civil que más se dedica a trabajar, a generar ingresos, empleos, y aporta dinero a la economía nacional y, aún así, la política del gobierno nos empuja a delinquir”, concluye el cuentapropista antes de tomar su avión con destino a Cuba, la isla que, con cierto eufemismo, él llama “Cuartel”.