El senador republicano Marco Rubio, una figura central en la política estadounidense, está a punto de marcar un nuevo hito en su carrera como posible Secretario de Estado bajo la administración de Donald Trump.
Rubio, conocido por su capacidad de adaptación y liderazgo, podría convertirse -de ser confirmado por el Senado- en el primer latino en ocupar el máximo cargo de política exterior en un momento crítico para Estados Unidos.
De los pasillos de la legislatura de Florida a la diplomacia global
Rubio emergió en la política como un símbolo del sueño americano. Hijo de un camarero y una mucama, ambos inmigrantes cubanos, su trayectoria comenzó en la legislatura estatal de Florida en el año 2000, donde rápidamente ascendió a la presidencia de la Cámara.
En 2010, se consolidó como líder nacional al ganar un escaño en el Senado, representando a Florida con una plataforma conservadora. Rubio es conocido por su postura enérgica frente a regímenes autoritarios como el cubano y el venezolano, y su enfoque en fortalecer la política exterior estadounidense.
Un vínculo complejo con Trump
Aunque Rubio y Trump se enfrentaron en las primarias republicanas de 2016 como aspirantes a candidatos republicanos a la Casa Blanca, el senador reconstruyó su relación con el expresidente, convirtiéndose en un asesor clave en temas de política exterior. Su papel en la campaña de 2024 y su apoyo leal a la candidatura de Trump lo posicionaron como una elección natural a liderar el Departamento de Estado.
Rubio apoyó a Trump en las primarias republicanas, incluso por encima del gobernador de la Florida Ron DeSantis. Su cercanía al presidente electo es tal que fue considerado como uno de los finalistas a compañero de fórmula de Trump, que terminó eligiendo a J.D. Vance y nombró a Rubio como su Secretario de Estado.
Rubio y los regímenes autoritarios del continente
Uno de los pilares de la carrera política de Rubio ha sido su postura firme contra el régimen cubano. Como hijo de exiliados cubanos, Rubio ha calificado al régimen de La Habana como una "amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos". Ha denunciado los vínculos de Cuba con actores hostiles como China, Rusia, Irán y Venezuela, y ha liderado esfuerzos legislativos para sancionar al gobierno de la isla.
En agosto de 2024, Rubio presentó junto al senador Rick Scott una resolución que condena al gobierno cubano por facilitar la presencia de adversarios estratégicos en el hemisferio occidental. "La proximidad geográfica y la alineación de Cuba con nuestros enemigos no puede ser ignorada", afirmó en un comunicado.
El senador ha destacado que la economía cubana prioriza el enriquecimiento de la élite política sobre las necesidades del pueblo. En declaraciones recientes, Rubio cuestionó las inversiones en hoteles de lujo mientras la población enfrenta una crisis humanitaria. Además, ha denunciado que las inversiones extranjeras en Cuba benefician exclusivamente al régimen y no a los ciudadanos.
Rubio también ha sido un crítico contundente de la represión en la isla y un defensor de la oposición cubana. Ha instado a Estados Unidos a condicionar cualquier flexibilización de las sanciones, como vuelos a la isla o remesas, a cambios democráticos genuinos en Cuba. “Mientras no haya libertad en Cuba, Estados Unidos debe mantener una postura firme”, ha reiterado en varias ocasiones.
Marco Rubio también ha sido uno de los críticos más vocales del régimen de Nicolás Maduro, calificándolo repetidamente como una dictadura que ha destruido a Venezuela y representa una amenaza para la estabilidad regional.
Ha descrito al gobierno venezolano como una “cleptocracia” que utiliza la violencia, la corrupción y el narcotráfico para mantenerse en el poder. "Maduro no es un presidente, es un dictador que oprime a su pueblo mientras saquea los recursos del país", afirmó en una audiencia en el Senado en 2022.
El futuro de Rubio en la política exterior
De ser confirmado como Secretario de Estado, Rubio enfrentará desafíos globales que incluyen la rivalidad estratégica de Estados Unidos con China y la guerra en Ucrania.
Su nombramiento ha sido visto en América Latina como un mensaje claro del interés d ela nueva administración en reconfigurar los intereses estratégicos de Estados Unidos, que esta vez podría prestar más atención a la región.
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