La flotilla "Democracia Luces de Libertad", organizada por exiliados cubanos en Miami, llegó este martes en la noche a unos 20 kilómetros de La Habana poco después de que el papa Benedicto XVI se reuniera con le general Raúl Castro.
Ramón Saúl Sánchez, desde un teléfono satelital frente a las costas de La Habana, declaró: "Ya estamos frente a la isla y estamos por lanzar nuestras primeras luces por la democracia"
La travesía de la Flotilla de exiliados duró unas siete horas por el estrecho de Florida.
Esta flotilla con cuatro barcos y escoltada por al menos tres embarcaciones de la estadounidense Guardia Costera partió después del mediodía del martes desde Cayo Hueso para llamar la atención del papa Benedicto XVI, de visita en la isla hasta el miércoles.
Rafael Tur, dirigente del movimiento Democracia, que organiza la flotilla dijo que cuatro barcos salieron desde Cayo Hueso, en tanto el mal tiempo obligó a cancelar una segunda flotilla prevista para llegar frente a las costas cubanas mañana miércoles durante la misa que el papa Benedicto XVI celebre en la Plaza de la Revolución.
Las embarcaciones, escoltadas por tres unidades de la Guardia Costera de Estados Unidos, llegarán hasta el punto más cercano de la isla para lanzar, durante una hora aproximadamente, fuegos artificiales.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo Democracia, había declarado antes de partir que es necesario que el mundo se entere que están arrestando a los disidentes en todo el país, bajo técnicas que el Papa ni su cuerpo de seguridad, podrán darse cuenta.
Mientras, las autoridades del gobierno en Washington habían a los organizadores de la Flotilla Democracia "Luces de Libertad" que cumplieran con todas las leyes estadounidenses e internacionales durante los actos que llevarán a cabo frente a las costas cubanas con motivo de la visita a la Isla del Papa Benedicto 16.
El Departamento de Estado dijo estar al tanto de la Flotilla de exiliados cubanos y que ha urgido a los organizadores para que cumplan con las normas de seguridad y con las leyes internacionales y con todas las regulaciones aplicables.
El mensaje inequívoco que los exiliados cubanos quieren transmitir, subrayó el activista Ramón Saúl Sánchez, es el de "solidaridad con el pueblo de Cuba y con los opositores", en un momento en que muchos disidentes "están siendo detenidos bajo arresto domiciliario".
Se trata, por eso, de un mensaje que se dirige también al Gobierno cubano y el poder político: "No solamente se deben abrir al mundo, como pidió el papa Juan Pablo II, sino abrirse al pueblo cubano", resaltó Sánchez minutos antes de zarpar.
A bordo de los barcos, los miembros de las diversas organizaciones que participan en esta iniciativa llevan pancartas con los rostros de opositores muertos, como Orlando Zapata Tamayo, o de grupos como las Damas de Blanco, que piden la libertad de los
presos políticos en la isla.
En una gran pancarta con el rostro de Zapata Tamayo, que murió en 2010 en un hospital de La Habana como consecuencia de una huelga de hambre de 85 das, se lee: "Asesinado por Castro. Orlando Zapata Tamayo, preso político pacífico".
En opinión de Sánchez, la visita del papa a la isla caribeña "puede ayudar a lograr una apertura del Gobierno cubano, pero hay que hacer más y la comunidad internacional tiene que presionar más al régimen" para allanar el camino hacia la democracia.
Entre las organizaciones anticastristas que participan en la iniciativa figuran el Partido Republicano de Cuba, fundado en 2003 y cuyo coordinador nacional en la isla es Vladimir Calderón, uno de los disidentes que fueron desalojados de un templo de La Habana el 15 de marzo pasado.
Antes de partir, uno de los miembros de esta organización en el exilio, Geiser Conde, expresó la importancia de que el pontífice reciba a los opositores. "Todos los cubanos tienen que tener una voz dentro de Cuba y el Papa debe escuchar a todos los cubanos sin distinción", dijo en ese sentido Conde.
Puso de relieve que el mensaje de "libertad y esperanza" que encarna la flotilla refleja el deseo de los exiliados de que la visita papal "ilumine al Gobierno cubano para que d voz y voto a todos los cubanos" y abra las puertas a una "democracia representativa con elecciones".
Ramón Saúl Sánchez, desde un teléfono satelital frente a las costas de La Habana, declaró: "Ya estamos frente a la isla y estamos por lanzar nuestras primeras luces por la democracia"
La travesía de la Flotilla de exiliados duró unas siete horas por el estrecho de Florida.
Esta flotilla con cuatro barcos y escoltada por al menos tres embarcaciones de la estadounidense Guardia Costera partió después del mediodía del martes desde Cayo Hueso para llamar la atención del papa Benedicto XVI, de visita en la isla hasta el miércoles.
Rafael Tur, dirigente del movimiento Democracia, que organiza la flotilla dijo que cuatro barcos salieron desde Cayo Hueso, en tanto el mal tiempo obligó a cancelar una segunda flotilla prevista para llegar frente a las costas cubanas mañana miércoles durante la misa que el papa Benedicto XVI celebre en la Plaza de la Revolución.
Las embarcaciones, escoltadas por tres unidades de la Guardia Costera de Estados Unidos, llegarán hasta el punto más cercano de la isla para lanzar, durante una hora aproximadamente, fuegos artificiales.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo Democracia, había declarado antes de partir que es necesario que el mundo se entere que están arrestando a los disidentes en todo el país, bajo técnicas que el Papa ni su cuerpo de seguridad, podrán darse cuenta.
Mientras, las autoridades del gobierno en Washington habían a los organizadores de la Flotilla Democracia "Luces de Libertad" que cumplieran con todas las leyes estadounidenses e internacionales durante los actos que llevarán a cabo frente a las costas cubanas con motivo de la visita a la Isla del Papa Benedicto 16.
El Departamento de Estado dijo estar al tanto de la Flotilla de exiliados cubanos y que ha urgido a los organizadores para que cumplan con las normas de seguridad y con las leyes internacionales y con todas las regulaciones aplicables.
El mensaje inequívoco que los exiliados cubanos quieren transmitir, subrayó el activista Ramón Saúl Sánchez, es el de "solidaridad con el pueblo de Cuba y con los opositores", en un momento en que muchos disidentes "están siendo detenidos bajo arresto domiciliario".
Se trata, por eso, de un mensaje que se dirige también al Gobierno cubano y el poder político: "No solamente se deben abrir al mundo, como pidió el papa Juan Pablo II, sino abrirse al pueblo cubano", resaltó Sánchez minutos antes de zarpar.
A bordo de los barcos, los miembros de las diversas organizaciones que participan en esta iniciativa llevan pancartas con los rostros de opositores muertos, como Orlando Zapata Tamayo, o de grupos como las Damas de Blanco, que piden la libertad de los
presos políticos en la isla.
En una gran pancarta con el rostro de Zapata Tamayo, que murió en 2010 en un hospital de La Habana como consecuencia de una huelga de hambre de 85 das, se lee: "Asesinado por Castro. Orlando Zapata Tamayo, preso político pacífico".
En opinión de Sánchez, la visita del papa a la isla caribeña "puede ayudar a lograr una apertura del Gobierno cubano, pero hay que hacer más y la comunidad internacional tiene que presionar más al régimen" para allanar el camino hacia la democracia.
Entre las organizaciones anticastristas que participan en la iniciativa figuran el Partido Republicano de Cuba, fundado en 2003 y cuyo coordinador nacional en la isla es Vladimir Calderón, uno de los disidentes que fueron desalojados de un templo de La Habana el 15 de marzo pasado.
Antes de partir, uno de los miembros de esta organización en el exilio, Geiser Conde, expresó la importancia de que el pontífice reciba a los opositores. "Todos los cubanos tienen que tener una voz dentro de Cuba y el Papa debe escuchar a todos los cubanos sin distinción", dijo en ese sentido Conde.
Puso de relieve que el mensaje de "libertad y esperanza" que encarna la flotilla refleja el deseo de los exiliados de que la visita papal "ilumine al Gobierno cubano para que d voz y voto a todos los cubanos" y abra las puertas a una "democracia representativa con elecciones".