En momentos en que Cuba atraviesa una de las peores crisis de alimentos de las últimas décadas, y los gobernantes pregonan insistentemente que garantizar la comida de los cubanos es la prioridad máxima del país, la prensa oficial reconoce que el régimen ha mantenido en los últimos años un patrón de desatención a la infraestructura agrícola y ganadera.
Un artículo de opinión publicado este lunes en el diario provincial de Ciego de Ávila ilustra con una gráfica de inversiones entre 2013 y 2019, construida a partir de datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, que los porcentajes han sido "ínfimos si se considera el rol estratégico que poseen dentro de la economía nacional".
"Los datos de los últimos años confirman la tendencia al estancamiento de los montos de inversiones en el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura", indica el periodista Alden Hernández Díaz.
"Desatenciones y falta de financiamiento acumulados dan al traste con el escenario actual. Entonces, si no estamos sobrados de alimentos, más bien lo contrario, ¿por qué no poner los recursos allí donde rendirán los mejores frutos?", se pregunta el articulista.
El periódico cita el deterioro de toda la infraestructura, el abandono de la siembra de pastos, forrajes y plantas proteicas, potreros perdidos por el marabú y vaquerías abandonadas en todo el país. Menciona además el caso de la provincia de Las Tunas donde al cierre de mayo último se registró la pérdida de 7 069 cabezas de ganado.
El periodista califica de "raquíticos aportes" la actual producción nacional de leche, un alimento que Cuba importa y recomienda gastar en Cuba "lo que tendremos que comprar fuera, con mercancías sujetas a los veleidosos vaivenes del mercado internacional".
El desabastecimiento de alimentos y otros productos de primera necesidad ha llegado a la prensa internacional, recientemente el diario estadounidense The New York Times mencionaba que la isla está "hundida en una de las peores crisis de alimentos en casi 25 años".
A raíz de la crisis en la economía cubana, agudizada por el azote de la pandemia, los gobernantes, ministros y la prensa oficial han divulgado el propósito de producir en el país los alimentos necesarios para la dieta de los cubanos, una política que han denominado "soberanía alimentaria".
En los últimos meses han hecho llamados a sembrar calabazas por los CDR, comer clarias, tripas y hasta cáscaras de plátano.
Sin embargo, expertos, economistas y la población en general consideran que el Estado ha sido incapaz en los últimos 60 años de garantizar una alimentación adecuada por lo que exigen y recomiendan que sean liberadas las fuerzas productivas de manera que los campesinos sean verdaderos propietarios de la tierra y puedan determinar qué cultivan y a qué precios lo venden, que los ganaderos puedan determinar sobre la producción de carne y leche.
El escritor e investigador camagüeyano Pedro Armando Junco López, hizo pública en agosto una exhortación al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel que le costó la expulsión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
En su carta pedía: "Deje de perseguir a los productores: permita que el pescador, pesque; que el agricultor siembre, que el ganadero críe… Pero deje al pescador que venda libremente su producto del mar, que el cosechero se las ingenie y comercialice sus siembras sin que medie el Estado, que el campesino mate su res y la venda al precio que le venga en ganas y se la compre el que pueda".
Recientemente el periodista independiente cubano Dagoberto Valdés en el artículo "El Estado y la alimentación del pueblo" analizaba la causa de la crisis generalizada y persistente en la isla.
"Todo el mundo sabe en Cuba qué es lo que genera pobreza, hambre, escasez, promesas, planes, burocratismo e inestabilidad: la centralización paternalista de un Estado que quiere controlarlo todo".