El piloto de la selección cubana de béisbol en los Juegos Panamericanos no quiso saber nada de preguntas sobre las deserciones de deportistas de la isla en Estados Unidos, reporta la agencia de noticias AP.
Cuba ha reconocido que dos peloteros abandonaron el equipo durante una serie de juegos de preparación, hace un par de semanas. Ya comenzados los Juegos en Toronto, cuatro remeros se marcharon de la sede de sus competiciones y cruzaron la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Los casos, que se presentan con regularidad en distintas competiciones internacionales, no han aminorado ni siquiera de cara a la apertura de embajadas de ambos países, este lunes.
"No me interesa hablar de eso", dijo Roger Machado, mánager de la selección de béisbol. "Mejor hablamos de pelota".
Roberto Ramírez, representante de prensa cubano en los Juegos, guardó también hermetismo sobre el tema. "No vamos a hacer comentarios al respecto", dijo el domingo a AP. "Ese es el derecho que nosotros tenemos".
Muchos deportistas cubanos en Toronto desistieron de hablar con la prensa, y quienes accedieron lo hicieron para defender al Gobierno y criticar a los que se marchan.
Los cubanos que residen en Canadá y que asisten a encuentros deportivos se pronunciaron más abiertamente, al reconocer que algunos deportistas se sienten atraídos por la posibilidad de ganar más dinero si dejan la isla. Pero incluso algunos de esos cubanos se negaron a hablar y mostraron hostilidad ante la pregunta sobre un acto que algunos equiparan a la traición.
El sábado, durante un partido de fútbol entre Estados Unidos y Cuba, correspondiente a la Copa Oro y realizado en Baltimore, la selección caribeña mencionó que cinco jugadores estaban ausentes de su plantilla y no precisó el motivo. "Han tomado su camino", se limitó a decir el técnico cubano Raúl González.
Hace cinco años, Mijaín López, bicampeón olímpico vigente en lucha grecorromana, fue vinculado por algunas versiones de prensa con un intento de deserción. El gigante de 1.96 metros y más de 120 kilogramos negó el rumor en su momento y esta semana aseguró que es leal a Cuba.
"Yo no pensaría jamás en abandonar Cuba. Amo mucho a mi pueblo, a mi país", dijo López a AP luego de conquistar el oro en Toronto. "Los muchachos (que desertaron) han traicionado a nuestra revolución. Que sean felices, que han dejado atrás algo muy lindo, que es el socialismo y la dignidad de nuestro país, y bueno, que hagan lo que puedan hacer por otros países, que nosotros seguiremos haciendo lo que podamos por el nuestro y por nuestra revolución".
En el mismo tenor se manifestó otro luchador cubano que consiguió la presea dorada en los Panamericanos. "Yo no me meto en política", dijo Reneris Salas luego de vencer al estadounidense Jake Herbert en la final de lucha libre, categoría de 86 kilogramos. "Yo sólo sé que gané una medalla, que le dedico a mi familia, a Fidel Castro y a Cuba entera".
Rafael Borrell, nacido en Cuba, asistió a un encuentro de béisbol entre ese país y Estados Unidos en los juegos. Vestía un jersey blanco de la selección cubana, con el número 10 en la espalda, y una gorra con el nombre de su nación. Hace 20 años que Borrell emigró a Canadá, donde trabaja como carpintero.
"Talvez en un par de años esto no importará", opinó. "La gente podrá ir y venir como lo hace en cualquier otro lugar y no tendrá que arriesgarse a que se la coma un tiburón mientras va a la Florida".
Borrell dijo que muchos cubanos no se enteran de las deserciones, dado que el Gobierno no publica muchos casos. Consideró que otras personas están ocupadas en sus asuntos y no prestan atención al tema.
"Pienso que la gente debe tener la capacidad de elegir el camino que quiere", añadió Montana, mientras un grupo de espectadores a su lado no paraba de alentar a la selección. "Si la gente quiere quedarse que se quede; si quiere irse que se vaya".
No es tan sencillo. Decenas de peloteros han desertado, incluidos astros como José Abreu, de los Medias Blancas de Chicago; Yasiel Puig, de los Dodgers de Los Ángeles; y Aroldis Chapman, de los Rojos de Cincinnati. Dejan atrás a sus familias y el reencuentro nunca es fácil.
Por su lado, el Gobierno cubano pierde millones de dólares en el entrenamiento de atletas que acaban por huir.
"Esto no me molesta", dijo Montana, quien trabaja en la construcción en Canadá. "Tal vez moleste a alguien más. No es mi problema. Todos tienen el derecho de elegir dónde quieren vivir. Si yo tuviera la oportunidad de jugar en Estados Unidos y ganar millones, lo haría".