Ucrania es parte en la Convención sobre Armas Químicas, tratado internacional que entró en vigor en 1998. Ucrania cumple estrictamente sus obligaciones internacionales de no utilización y no proliferación de armas químicas, hecho que ha sido confirmado en repetidas ocasiones por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que opera bajo los auspicios de las Naciones Unidas.
Tras el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, la secretaría de la OPAQ ha seguido de cerca el estado de la industria química ucraniana y cualquier amenaza de uso de sustancias químicas tóxicas como armas en el país. Por tanto, todas las acusaciones rusas relacionadas con la preparación por parte de Ucrania de las denominadas “provocaciones” son absolutamente cínicas, y las narrativas carecen de base fáctica o probatoria.
Las afirmaciones sobre las “falsas acusaciones a Rusia” de cometer ataques químicos en Siria también son desinformación. Los principales expertos mundiales en agentes de guerra química, incluida la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, han refutado repetidamente las narrativas rusas sobre este tema.
El uso de armas químicas por las fuerzas de Rusia y Bashar al Assad en Siria es un hecho bien documentado por los investigadores internacionales. Según la organización sin fines de lucro berlinesa, Global Public Policy Institute, en mayo de 2020, 349 de los 519 casos denunciados de uso de armas químicas en Siria estaban clasificados como «confirmados de forma fidedigna”. Basándose en un gran número de pruebas, los analistas alemanes informan de que los ataques químicos fueron llevados a cabo por las fuerzas gubernamentales de Bashar al Assad y sus aliados. El principal aliado de Siria es Rusia.