Hace 60 años que la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre que preside el Santuario Nacional a orillas de la Bahía de Biscayne llegó a la ciudad de Miami para la primera celebración en su honor.
Ese 8 de septiembre de 1961, horas antes de que miles de refugiados cubanos se congregaran en el desaparecido Estadio Bobby Maduro, el Sr. Luis Gutiérrez Areces, entonces de 24 años, llegó al exilio con la réplica de la Patrona de Cuba.
El padre Armando Jiménez-Rebollar, párroco de Guanabo y Campo Florido, encargó en 1947 a un ebanista y escultor una imagen exacta a la que se encuentra en la Basílica Menor en el poblado de El Cobre, en Santiago de Cuba.
Años después, y a petición de dicho sacerdote, que ya se encontraba exiliado en Miami, la imagen fue llevada por su hermana a la Embajada de Italia en La Habana para trasladarla al exilio, y pasó a manos de la Sra. Elvira Jované de Zayas, Encargada de Negocios de Panamá, en Cuba.
Gutiérrez, que llevaba seis meses asilado en la Embajada panameña, obtuvo el salvoconducto para viajar a Estados Unidos dos días antes del 8 de septiembre.
“La embajadora me pidió traer la imagen de la Virgen y yo le dije, sí. Ella puso en mis manos una maleta donde había escondido la imagen", relató Gutiérrez a Radio Martí. “A mí tenían que matarme para quitármela", añadió el laico católico de 81 años.
Un automóvil de la embajada de Panamá llevó a Gutiérrez directamente a la pista donde estaba el avión de Pan-American. "En el trayecto la Señora Jované de Zayas puso en mis manos la maleta de lona azul", recuerda con emoción.
Según Gutiérrez, unas monjas lo esperarían en el aeropuerto de Miami, pero nunca aparecieron.
Sus padres y su esposa, que habían marchado al exilio, lo esperaban con la noticia de que había nacido su hija. "Ese mismo día, 8 de septiembre, desde el aeropuerto salimos para la iglesia de Saint Patrick, en Miami Beach, a celebrar el bautizo de la niña", dijo Gutiérrez.
Al finalizar el sacramento del bautismo, Gutiérrez pudo comunicarse por teléfono con el hijo de Amadeo Barletta, ex propietario del periódico El Mundo en Cuba, gracias a que la Sra. Jované de Zayas le había proporcionado el número telefónico antes de su salida de la isla, y Barletta recogió la imagen de la Caridad.
En horas de la noche, la imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, cargada en andas por un grupo de hombres católicos, recorrió los terrenos del estadio mientras los feligreses gritaban ¡Viva la Virgen de la Caridad! ¡Viva Cuba libre! ¡Abajo el comunismo! Allí se celebró la primera misa solemne con la bendita imagen de la Patrona de Cuba.
"Su llegada ha sido el regalo más hermoso que nos ha dado Dios a todos los exiliados, porque ella es la única que logra unir a los cubanos alrededor del mundo", afirmó el fallecido Monseñor Agustín Román, Rector de la Ermita de la Caridad y Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Miami.
La imagen de la Virgen de la Caridad recorrió los diferentes lugares de acogida para los menores que procedentes de Cuba llegaron a Estados Unidos en la Operación Pedro Pan, programa de la Iglesia Católica que trajo a 14,000 niños y adolescentes a inicios de la década de 1960.
La Virgen de la Caridad permaneció en la Iglesia de San Juan Bosco, en la Pequeña Habana, hasta el 8 de septiembre de 1967, cuando el entonces arzobispo de Miami, Coleman F. Carroll, trasladó la imagen a una capilla provisional a orillas de la Bahía de Biscayne, donde los exiliados cubanos con sus contribuciones, "kilo a kilo, centavo a centavo" como decía monseñor Román, lograron construir la Ermita.
“Yo no saqué a la Virgen de la Caridad de Cuba, ella fue la que me sacó de Cuba, ella quiso que yo la trajera, ella me ha acompañado siempre”, enfatizó Gutiérrez durante su entrevista con Radio Martí.
En el año 2000, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos elevó la Ermita al rango de Santuario Nacional, un lugar que se ha convertido en punto de peregrinación y encuentro de católicos cubanos y latinoamericanos.
Cada 8 de septiembre, los fieles devotos en Cuba, Miami y otras partes del mundo celebran la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, una de las advocaciones de la Virgen María, declarada patrona de Cuba el 10 de mayo de 1916 por el Papa Benedicto XV a petición de los veteranos de la Guerra de Independencia.
La celebración eucarística de este miércoles, 8 de septiembre, se realizará en los predios exteriores frente al Santuario Nacional, a las 8 de la noche. La Misa será presidida por el arzobispo de Miami, Thomas Wenski.
“Seis décadas después nos acercamos a otro 8 de septiembre en un momento en que la patria cubana transcurre por un minuto difícil y decisivo. A pesar de todo lo vivido en estos largos años de dictadura y exilio, la Virgen de la Caridad continúa siendo parte indisoluble del alma del cubano tanto dentro como fuera de Cuba y es Ella la única que nos une en un mismo sentimiento, y por lo tanto, la que nos hará encontrar un camino común hacia la libertad y la reconciliación”, dijo a Radio Martí el padre Fernando Hería, rector del Santuario en Miami.
“Llegó a Cuba bajo una tormenta y nos trajo la paz, y yo vivo confiando de que pronto, muy pronto, la paz regresará nuevamente a Cuba libre y soberana”, agregó el sacerdote católico.
En el Archivo de Indias, en España, está el documento con el testimonio de Juan Moreno sobre el hallazgo, entre 1612 y 1613, de la imagen de la Virgen de la Caridad en Cayo Francés, en la Bahía de Nipe, cuya imagen original permanece en la Basílica Santuario Nacional, en el poblado del Cobre, en Santiago de Cuba.
"(...) Estando una mañana la mar en calma salieron de dicho Cayo Francés para la dicha salina, antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo Hoyos y este declarante. Embarcados en una canoa y apartados de dicho Cayo Francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podría ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios, parece una niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con un niño Jesús en los brazos sobre una tablilla pequeña, y en dicha madera unas letras grandes, las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: `Yo soy la Virgen de la Caridad´, siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas, y en esto, llenos de gozo y alegría, cogieron sólo tres tercios de sal, se vinieron para el Hato de Barajagua".
Allí fue situada en un rústico altar dentro de un bohío, donde comenzó su veneración.