El Consejo de Derechos Humanos de la ONU inaugura este lunes su primera sesión de 2018, la más importante por la participación de dignatarios de todo el mundo que plantearán sus preocupaciones y prioridades en esta materia, y en un escenario mundial de guerras y crisis humanitarias.
Hace menos de un año, la Administración del presidente Donald Trump amenazó con retirarse de este órgano, el único de carácter
multilateral dedicado a la temática de los derechos humanos, por
considerar que necesita "reformas considerables" si se pretende que
EE.UU. siga participando.
En este lapso, Washington no ha ejecutado su amenaza contra el
Consejo de Derechos Humanos (CDH), pero sí lo ha hecho con otras
instancias de la ONU, como la Unesco, su brazo en materia en el ámbito cultural, de la que se retiró.
Asimismo ha recortado drásticamente su contribución a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, de la que históricamente era el mayor donante. Esa medida se vio como directamente vinculada con el voto en la Asamblea General de la organización contra la decisión estadounidense de declarar Jerusalén como capital de Israel.
Entre las principales críticas de EE.UU. está la composición del CDH, que incluye a países violadores consuetudinarios de los derechos humanos en sus territorios, como Arabia Saudí, Egipto o China, entre otros.
También han causado malestar las recientes incorporaciones a esta
instancia promotora y protectora de los derechos humanos de la
República Democrática del Congo y de Burundi.
Por similares razones, Burundi afronta desde 2015 un periodo de
violencia en el que se han cometido crímenes de lesa humanidad. El
presidente de este país, Pierre Nkurunziza, anunció ese año su
decisión de presentarse ilegalmente a un tercer mandato, lo que
causó una revuelta civil que fue reprimida con gran violencia.
La impresión de contradicción que genera la misión del CDH y al
mismo tiempo la presencia en su seno de países donde está comprobada
la responsabilidad gubernamental de violaciones de los derechos
humanos preocupa a la sociedad civil, a la Unión Europa y a otros
países occidentales.