Dos periodistas cubanos fuimos invitados en la noche del lunes 10 de febrero a la recepción de bienvenida que el Sr. John Caulfield, jefe de Misión de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, ofreció en su residencia a tres ex peloteros de Grandes Ligas, Ken Griffey Jr., Barry Larkin y Joe Logan.
Los periodistas que tuvimos oportunidad de dialogar con esas tres leyendas del béisbol estadounidense fuimos Daniel Palacios Almarales, ex cronista deportivo de Juventud Rebelde y colaborador de Café Fuerte, y yo, quien en 1995 me inicié en el periodismo independiente escribiendo sobre deportes. Los dos, además, somos blogueros. Palacios tiene un blog, Visor Cubano, y yo dos, Desde La Habana y El blog de Iván García y sus amigos.
Entre los invitados también se encontraban viejas glorias deportivas cubanas, como Tony González, un paracorto de gran alcance que en los años 60 jugó con el equipo Industriales.
Durante dos horas y media, en un ambiente distendido, los presentes no solo pudieron saludar a Griffey, Larkin y Logan, sino que aprovecharon para que ellos les firmaran pelotas y libros. Y, por supuesto, dejar constancia gráfica de una ocasión irrepetible. A petición de mi colega Palacios, le tiré un par de fotos al lado de Larkin y Griffey.
Gracias a una funcionaria de la Sección de Intereses, pude charlar brevemente con Ken Griffey Jr., el más solicitado de la noche, por su amabilidad y sencillez. Y por su elegancia, a pesar de ir vestido con una simple camisa blanca de mangas largas y pantalón negro.
Griffey valoró de satisfactorio su viaje a La Habana. Todo le estaba gustando: el encuentro espontáneo con decenas de aficionados en la peña deportiva del Parque Central; hablar de béisbol con la gente y haber participado del entrenamiento de un grupo de niños peloteros en terrenos de Ciudad Libertad, en el municipio habanero de Marianao.
Acerca de los peloteros cubanos que juegan en Grandes Ligas, dijo que cuando jugó una temporada con los Medias Blancas de Chicago, coincidió con el short stop Alexei Ramírez, "una excelente persona y un gran profesional, muy meticuloso en su preparación".
Las otroras estrellas de las Grandes Ligas tienen previsto regresar a Estados Unidos el jueves 13 de febrero. Antes de marcharse, probablemente sean recibidos por Antonio Castro.
Aparte de ser hijo de su padre, Tony Castro, como le dicen, es vicepresidente de la Federación Cubana de Béisbol y principal estratega de la nueva política gubernamental, de autorizar que deportistas cubanos se inserten en clubes profesionales de distintos países y continentes.
Aunque el tema no fue mencionado en la conversación, tanto Griffey Jr. como yo, somos conscientes de que en estos momentos, debido al embargo de Estados Unidos hacia Cuba, peloteros residentes en la isla no pueden ser contratados por organizaciones de la MLB.
Tal vez la diplomacia del béisbol contribuya a ir descongelando una política, herencia de la Guerra Fría, que durante más de cinco décadas ha mantenido tensas y en ocasiones agresivas, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Los periodistas que tuvimos oportunidad de dialogar con esas tres leyendas del béisbol estadounidense fuimos Daniel Palacios Almarales, ex cronista deportivo de Juventud Rebelde y colaborador de Café Fuerte, y yo, quien en 1995 me inicié en el periodismo independiente escribiendo sobre deportes. Los dos, además, somos blogueros. Palacios tiene un blog, Visor Cubano, y yo dos, Desde La Habana y El blog de Iván García y sus amigos.
Entre los invitados también se encontraban viejas glorias deportivas cubanas, como Tony González, un paracorto de gran alcance que en los años 60 jugó con el equipo Industriales.
Durante dos horas y media, en un ambiente distendido, los presentes no solo pudieron saludar a Griffey, Larkin y Logan, sino que aprovecharon para que ellos les firmaran pelotas y libros. Y, por supuesto, dejar constancia gráfica de una ocasión irrepetible. A petición de mi colega Palacios, le tiré un par de fotos al lado de Larkin y Griffey.
Gracias a una funcionaria de la Sección de Intereses, pude charlar brevemente con Ken Griffey Jr., el más solicitado de la noche, por su amabilidad y sencillez. Y por su elegancia, a pesar de ir vestido con una simple camisa blanca de mangas largas y pantalón negro.
Griffey valoró de satisfactorio su viaje a La Habana. Todo le estaba gustando: el encuentro espontáneo con decenas de aficionados en la peña deportiva del Parque Central; hablar de béisbol con la gente y haber participado del entrenamiento de un grupo de niños peloteros en terrenos de Ciudad Libertad, en el municipio habanero de Marianao.
Acerca de los peloteros cubanos que juegan en Grandes Ligas, dijo que cuando jugó una temporada con los Medias Blancas de Chicago, coincidió con el short stop Alexei Ramírez, "una excelente persona y un gran profesional, muy meticuloso en su preparación".
Las otroras estrellas de las Grandes Ligas tienen previsto regresar a Estados Unidos el jueves 13 de febrero. Antes de marcharse, probablemente sean recibidos por Antonio Castro.
Aparte de ser hijo de su padre, Tony Castro, como le dicen, es vicepresidente de la Federación Cubana de Béisbol y principal estratega de la nueva política gubernamental, de autorizar que deportistas cubanos se inserten en clubes profesionales de distintos países y continentes.
Aunque el tema no fue mencionado en la conversación, tanto Griffey Jr. como yo, somos conscientes de que en estos momentos, debido al embargo de Estados Unidos hacia Cuba, peloteros residentes en la isla no pueden ser contratados por organizaciones de la MLB.
Tal vez la diplomacia del béisbol contribuya a ir descongelando una política, herencia de la Guerra Fría, que durante más de cinco décadas ha mantenido tensas y en ocasiones agresivas, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.