Ningún cubano que trabaje por cuenta propia puede enriquecerse producto de su trabajo y el costo de mantener un negocio particular en la isla es muy alto, son las conclusiones que saca MarketWatch, un prestigioso sitio en Internet especializado en información financiera.
En un reportaje sobre los retos que enfrentan más de 350.000 cubanos que según el gobierno de La Habana poseen licencias para trabajar por cuenta propia, la publicación comprara costos e ingresos de dos llamados “cuentapropistas”.
Félix, un limpiabotas y zapatero remendón, gana apenas 50 centavos por cada par de botas que repara, y Carlos, un barbero, percibe 75 centavos por pelado. Encima de eso, destaca MarketWatch, el gobierno cobra alquiler por los espacios para trabajar, y “los dueños de negocios pagan impuestos sobre la seguridad social y sus ingresos mensuales”.
También cita el caso de Edwaldo, que ha incursionado en el negocio de ferretería, pero cuya éxito es mucho más incierto que el de “otros empresarios, lo mismo si venden sándwich, pizzas o jabas plásticas afuera de los mercados campesinos”.
Uno de los grandes inconvenientes, apunta el reportaje, es que “no existe sistema de distribución privado mayorista en Cuba, de manera que (la gente) adquiere los artículos de amigos o familiares que se los traen de Estados Unidos”.
Según MarketWatch “emprender un negocio es también difícil por la falta de instrumentos de mercadeo. Si un comerciante quiere colocar un anuncio en su negocio, el gobierno le cobrará una mensualidad”, destaca.
Apunta además que “aunque hay dos estaciones cubanas de televisión, no difunden anuncios (…) no hay vallas publicitarias, y sólo recientemente la compañía de teléfonos, Etecsa, aceptó anuncios del tipo de Páginas Amarillas en su nuevo directorio”, de acuerdo con el diario Granma.
Respecto al promedio de “cuentapropistas” que se mantienen operando en el país, el reportaje cita que de una docena de estos negocios seguidos de cerca el año pasado por la agencia noticiosa AP , “un tercio han fracasado.”
En virtud de lo que se ve, MarketWatch cuestiona “cuál será el costo social del nuevo socialismo de Raúl Castro, si el aparentemente genérico optimismo de estos cubanos es desalentado por las realidades de una sociedad con pocos ingresos disponibles para el consumo”.
El reportaje finaliza haciendo una pregunta: "¿Podría Castro estar sembrando las semillas de una cosecha problemática?”.
En un reportaje sobre los retos que enfrentan más de 350.000 cubanos que según el gobierno de La Habana poseen licencias para trabajar por cuenta propia, la publicación comprara costos e ingresos de dos llamados “cuentapropistas”.
Félix, un limpiabotas y zapatero remendón, gana apenas 50 centavos por cada par de botas que repara, y Carlos, un barbero, percibe 75 centavos por pelado. Encima de eso, destaca MarketWatch, el gobierno cobra alquiler por los espacios para trabajar, y “los dueños de negocios pagan impuestos sobre la seguridad social y sus ingresos mensuales”.
También cita el caso de Edwaldo, que ha incursionado en el negocio de ferretería, pero cuya éxito es mucho más incierto que el de “otros empresarios, lo mismo si venden sándwich, pizzas o jabas plásticas afuera de los mercados campesinos”.
Uno de los grandes inconvenientes, apunta el reportaje, es que “no existe sistema de distribución privado mayorista en Cuba, de manera que (la gente) adquiere los artículos de amigos o familiares que se los traen de Estados Unidos”.
Según MarketWatch “emprender un negocio es también difícil por la falta de instrumentos de mercadeo. Si un comerciante quiere colocar un anuncio en su negocio, el gobierno le cobrará una mensualidad”, destaca.
Apunta además que “aunque hay dos estaciones cubanas de televisión, no difunden anuncios (…) no hay vallas publicitarias, y sólo recientemente la compañía de teléfonos, Etecsa, aceptó anuncios del tipo de Páginas Amarillas en su nuevo directorio”, de acuerdo con el diario Granma.
Respecto al promedio de “cuentapropistas” que se mantienen operando en el país, el reportaje cita que de una docena de estos negocios seguidos de cerca el año pasado por la agencia noticiosa AP , “un tercio han fracasado.”
En virtud de lo que se ve, MarketWatch cuestiona “cuál será el costo social del nuevo socialismo de Raúl Castro, si el aparentemente genérico optimismo de estos cubanos es desalentado por las realidades de una sociedad con pocos ingresos disponibles para el consumo”.
El reportaje finaliza haciendo una pregunta: "¿Podría Castro estar sembrando las semillas de una cosecha problemática?”.