La Unión Europea tiene previsto aprobar en diciembre un mandato para negociar con Cuba un acuerdo bilateral que permita normalizar las relaciones y, en un futuro, superar la "posición común" que desde 1996 rige la política de la UE hacia la isla, dijeron a Efe fuentes diplomáticas.
La luz verde a esa decisión está prevista para la reunión que los ministros de Exteriores del bloque celebrarán el 16 de diciembre en Bruselas, según las mismas fuentes.
Otras fuentes señalaron que esa es la intención, aunque precisaron que la fecha no está confirmada y el debate podría retrasarse a enero.
Este paso supondría un importante avance en las relaciones entre la UE y Cuba y se produciría poco más de un año después de que los ministros europeos abriesen la puerta a un acercamiento en respuesta a las reformas cubanas.
En noviembre de 2012, los responsables de Exteriores de la UE encargaron a la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, que explorara las posibilidades para negociar un acuerdo bilateral.
A raíz de esa decisión, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) que dirige la británica comenzó a analizar el posible pacto, en contactos con las autoridades cubanas que han incluido visitas de diplomáticos de alto nivel a La Habana.
El resultado de ese proceso llega ahora, en forma de una propuesta de mandato para que Bruselas discuta oficialmente con Cuba en nombre de los veintiocho socios comunitarios.
El texto está siendo finalizado a nivel técnico entre los Estados miembros, un trabajo que se espera que pueda cerrarse a lo largo de la próxima semana, indicó a Efe una fuente europea.
El acuerdo con Cuba busca crear una "base sólida y más amplia para avanzar a nuevos niveles de cooperación", adelantó el pasado mayo en una visita a La Habana el director ejecutivo para las Américas del SEAE, el sueco Christian Leffler.
Pese a su disposición a un acercamiento con Cuba, la intención de los Veintiocho es mantener por ahora la "posición común", que condiciona las relaciones a la promoción de la democracia y al respeto de los derechos humanos, defendiendo el contacto directo con los disidentes.
Esa política es rechazada por el Gobierno cubano, que siempre la ha considerado un escollo para normalizar los lazos con Europa, pero que habría aceptado su continuidad mientras se trabaja en un nuevo tipo de relación.
La "posición común" fue impulsada en 1996 por el Gobierno conservador español encabezado por José María Aznar, mientras que las discusiones para su sustitución por una relación bilateral normalizada arrancaron en 2010 a propuesta del Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
En los últimos meses, el propio Aznar y la oposición cubana han insistido a Bruselas para que mantenga esa política.
"Abandonar ese camino sería abandonar el destino de una transición real en Cuba", aseguró el expresidente del Gobierno español el pasado septiembre, en un homenaje organizado en Estrasburgo (Francia) al fallecido disidente Oswaldo Payá.
Mientras, la oposición cubana ha manifestado su preocupación y ha defendido la "posición común" como un instrumento que "presiona al régimen y lo señala con el dedo por sus continuas violaciones de derechos humanos", declaró la portavoz de las Damas de Blanco, Berta Soler, en una entrevista a Efe con motivo de la recogida del premio Sájarov que la organización obtuvo en 2005.
Hace apenas un par de semanas, la Fundación Hispano Cubana pidió a Ashton el "mantenimiento, en todos sus términos, de la posición común europea sobre Cuba y consecuentemente el aplazamiento o suspensión de la aprobación del Acuerdo de Cooperación", al considerar que no hay avances democráticos en la isla.
La Habana y Bruselas han vivido unas relaciones complicadas en los últimos años, especialmente a raíz de la llamada "Primavera Negra", cuando Cuba encarceló a 75 opositores.
La Unión respondió con la imposición de sanciones diplomáticas en 2003 y, por su parte, la isla contestó rechazando la ayuda al desarrollo comunitaria.
Ambas partes reanudaron el diálogo político en octubre de 2008, después de que en junio de ese año el Consejo Europeo, a propuesta de España, tomase la determinación de levantar dichas sanciones.
Entonces se retomó también la cooperación de la UE con Cuba y se reiniciaron los contactos políticos y económicos.
La situación de los derechos humanos en la isla, en todo caso, continúa bajo la lupa de UE CUBA, señala Efe.
La luz verde a esa decisión está prevista para la reunión que los ministros de Exteriores del bloque celebrarán el 16 de diciembre en Bruselas, según las mismas fuentes.
Otras fuentes señalaron que esa es la intención, aunque precisaron que la fecha no está confirmada y el debate podría retrasarse a enero.
Este paso supondría un importante avance en las relaciones entre la UE y Cuba y se produciría poco más de un año después de que los ministros europeos abriesen la puerta a un acercamiento en respuesta a las reformas cubanas.
En noviembre de 2012, los responsables de Exteriores de la UE encargaron a la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, que explorara las posibilidades para negociar un acuerdo bilateral.
A raíz de esa decisión, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) que dirige la británica comenzó a analizar el posible pacto, en contactos con las autoridades cubanas que han incluido visitas de diplomáticos de alto nivel a La Habana.
El resultado de ese proceso llega ahora, en forma de una propuesta de mandato para que Bruselas discuta oficialmente con Cuba en nombre de los veintiocho socios comunitarios.
El texto está siendo finalizado a nivel técnico entre los Estados miembros, un trabajo que se espera que pueda cerrarse a lo largo de la próxima semana, indicó a Efe una fuente europea.
El acuerdo con Cuba busca crear una "base sólida y más amplia para avanzar a nuevos niveles de cooperación", adelantó el pasado mayo en una visita a La Habana el director ejecutivo para las Américas del SEAE, el sueco Christian Leffler.
Pese a su disposición a un acercamiento con Cuba, la intención de los Veintiocho es mantener por ahora la "posición común", que condiciona las relaciones a la promoción de la democracia y al respeto de los derechos humanos, defendiendo el contacto directo con los disidentes.
Esa política es rechazada por el Gobierno cubano, que siempre la ha considerado un escollo para normalizar los lazos con Europa, pero que habría aceptado su continuidad mientras se trabaja en un nuevo tipo de relación.
La "posición común" fue impulsada en 1996 por el Gobierno conservador español encabezado por José María Aznar, mientras que las discusiones para su sustitución por una relación bilateral normalizada arrancaron en 2010 a propuesta del Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
En los últimos meses, el propio Aznar y la oposición cubana han insistido a Bruselas para que mantenga esa política.
"Abandonar ese camino sería abandonar el destino de una transición real en Cuba", aseguró el expresidente del Gobierno español el pasado septiembre, en un homenaje organizado en Estrasburgo (Francia) al fallecido disidente Oswaldo Payá.
Mientras, la oposición cubana ha manifestado su preocupación y ha defendido la "posición común" como un instrumento que "presiona al régimen y lo señala con el dedo por sus continuas violaciones de derechos humanos", declaró la portavoz de las Damas de Blanco, Berta Soler, en una entrevista a Efe con motivo de la recogida del premio Sájarov que la organización obtuvo en 2005.
Hace apenas un par de semanas, la Fundación Hispano Cubana pidió a Ashton el "mantenimiento, en todos sus términos, de la posición común europea sobre Cuba y consecuentemente el aplazamiento o suspensión de la aprobación del Acuerdo de Cooperación", al considerar que no hay avances democráticos en la isla.
La Habana y Bruselas han vivido unas relaciones complicadas en los últimos años, especialmente a raíz de la llamada "Primavera Negra", cuando Cuba encarceló a 75 opositores.
La Unión respondió con la imposición de sanciones diplomáticas en 2003 y, por su parte, la isla contestó rechazando la ayuda al desarrollo comunitaria.
Ambas partes reanudaron el diálogo político en octubre de 2008, después de que en junio de ese año el Consejo Europeo, a propuesta de España, tomase la determinación de levantar dichas sanciones.
Entonces se retomó también la cooperación de la UE con Cuba y se reiniciaron los contactos políticos y económicos.
La situación de los derechos humanos en la isla, en todo caso, continúa bajo la lupa de UE CUBA, señala Efe.