Vega Céspedes es una versión cubana de Novecento, el niño de la película La leyenda del pianista en el océano, de Giuseppe Tornatore, que creció en un lujoso transatlántico.
Aunque el caso de Vega recuerda , más bien, al de Viktor Navoski, el personaje central de la película La Terminal, de Steven Spileberg, que retoma la historia de un iraní atrapado en la burocracia de fronteras y que vivió por años en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.
Por casi 12 años el cubano ha vivido en Rusia, donde imparte clases de español, de bailes y colabora en proyectos de arquitectura. Debido a que no tiene permiso de residencia permanente en Rusia, cada mes tiene que salir del país. Un cuño de salida y entrada en Rusia le permite otro mes de vida en San Petersburgo, la que fuera capital del Imperio ruso.
El pasado lunes 4 de junio, el buque tenía previsto salir a las 7 de la noche de la ciudad rusa y llegar a la capital finlandesa el martes a las 8 am. Luis sabe que no puede bajar a tierra porque no tiene la visa requerida en el pasaporte cubano para visitar Finlandia o cualquier otro país de los comprendidos en el acuerdo de Schengen.
Aquel 4 de junio el Princess Maria no partió como se tenía previsto y el tiempo requerido para Vega expiró. Por violar el régimen de visa tuvo que pagar una multa y el servicio de inmigración ruso le negó la entrada de nuevo al país. Luis presentó, mediante sus amistades en San Petersburgo, una queja ante un tribunal; pero sigue viviendo en la nave. Desde entonces Vega ha realizado más de 20 viajes entre los dos puertos a bordo del Princess Maria, pues no puede entrar ni en Rusia, ni en Finlandia.
Cuba y la Federación Rusa tienen un acuerdo de visados que permite a los ciudadanos de ambos países permanecer 30 días en cada territorio como turistas. Para una permanencia de otros 30 días debe abandonar el país, con la salida estampada en el pasaporte y regresar de nuevo. Eso era lo que hacia Vega para tener su pasaporte con entrada y salida en menos de 30 días.
Ahora, el director de cine ruso Alexei Zlobin se ha lanzando a un proyecto cinematográfico, para llevar a la pantalla esta historia. Zlobin ya hace las filmaciones para un documental sobre las peripecias de los inmigrantes en Rusia. Ha visitado a Vega en el buque, ha filmado dentro del mismo los pormenores de la vida del cubano.
La televisión rusa ha presentado el caso como una muestra de las vicisitudes migratorias de decenas de extranjeros que van a Rusia en busca de trabajo.
El arquitecto cubano estuvo becado en la isla en el IPUEC General Mayia Rodríguez, ubicado en Güira de Melena, antigua provincia de La Habana. Los estudios superiores los realizó en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría en la capital, donde se graduó de la Facultad de Arquitectura y una vez en el extranjero tomó cursos en el IHM Bussines School de Suecia.
Dentro del Princess Maria Vega ayuda como camarero en uno de los bares, por Internet se mantiene en comunicación con sus amistades de San Petersburgo, sigue haciendo sus proyectos de arquitectura y escribe peticiones a las autoridades de inmigración de Rusia para que le permitan desembarcar. A Cuba no tienen por el momento pensado regresar.
Aunque el caso de Vega recuerda , más bien, al de Viktor Navoski, el personaje central de la película La Terminal, de Steven Spileberg, que retoma la historia de un iraní atrapado en la burocracia de fronteras y que vivió por años en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.
Por casi 12 años el cubano ha vivido en Rusia, donde imparte clases de español, de bailes y colabora en proyectos de arquitectura. Debido a que no tiene permiso de residencia permanente en Rusia, cada mes tiene que salir del país. Un cuño de salida y entrada en Rusia le permite otro mes de vida en San Petersburgo, la que fuera capital del Imperio ruso.
El pasado lunes 4 de junio, el buque tenía previsto salir a las 7 de la noche de la ciudad rusa y llegar a la capital finlandesa el martes a las 8 am. Luis sabe que no puede bajar a tierra porque no tiene la visa requerida en el pasaporte cubano para visitar Finlandia o cualquier otro país de los comprendidos en el acuerdo de Schengen.
Aquel 4 de junio el Princess Maria no partió como se tenía previsto y el tiempo requerido para Vega expiró. Por violar el régimen de visa tuvo que pagar una multa y el servicio de inmigración ruso le negó la entrada de nuevo al país. Luis presentó, mediante sus amistades en San Petersburgo, una queja ante un tribunal; pero sigue viviendo en la nave. Desde entonces Vega ha realizado más de 20 viajes entre los dos puertos a bordo del Princess Maria, pues no puede entrar ni en Rusia, ni en Finlandia.
Cuba y la Federación Rusa tienen un acuerdo de visados que permite a los ciudadanos de ambos países permanecer 30 días en cada territorio como turistas. Para una permanencia de otros 30 días debe abandonar el país, con la salida estampada en el pasaporte y regresar de nuevo. Eso era lo que hacia Vega para tener su pasaporte con entrada y salida en menos de 30 días.
Ahora, el director de cine ruso Alexei Zlobin se ha lanzando a un proyecto cinematográfico, para llevar a la pantalla esta historia. Zlobin ya hace las filmaciones para un documental sobre las peripecias de los inmigrantes en Rusia. Ha visitado a Vega en el buque, ha filmado dentro del mismo los pormenores de la vida del cubano.
La televisión rusa ha presentado el caso como una muestra de las vicisitudes migratorias de decenas de extranjeros que van a Rusia en busca de trabajo.
El arquitecto cubano estuvo becado en la isla en el IPUEC General Mayia Rodríguez, ubicado en Güira de Melena, antigua provincia de La Habana. Los estudios superiores los realizó en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría en la capital, donde se graduó de la Facultad de Arquitectura y una vez en el extranjero tomó cursos en el IHM Bussines School de Suecia.
Dentro del Princess Maria Vega ayuda como camarero en uno de los bares, por Internet se mantiene en comunicación con sus amistades de San Petersburgo, sigue haciendo sus proyectos de arquitectura y escribe peticiones a las autoridades de inmigración de Rusia para que le permitan desembarcar. A Cuba no tienen por el momento pensado regresar.