María Luisa Chacón, una cubana residente en Guantánamo, resguardó a sus hijos en un lugar seguro pero ella prefirió quedarse en su barrio para intentar proteger la casa y los bienes del potente huracán Matthew que se avecina.
Chacón no es la única. Cubanos entrevistados por el periodista Adriel Reyes, de Radio Martí, dijeron que si bien se están preparando para el ciclón, lo que más les preocupa es lo que ocurre después, cuando la tormenta pasa tras haber arrastrado con todo lo que encontró su paso.
El extremadamente peligroso huracán se ubicaba a unos 200 kilómetros al sur del extremo oriental de Cuba, con vientos máximos sostenidos de 230 kilómetros por hora, según el más reciente informe del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
“Aquí en este barrio periférico, yo misma fui una víctima cuando el huracán Sandy, que no me dieron nada para reparar mi vivienda (…) Esto está en mal estado. Aquí no se puede quedar nadie pero hay algunas personas que nos quedamos para proteger la casa de nosotros, amarrándola y eso a ver si no se la lleva”, explicó Chacón por teléfono desde el barrio Azúcar, en Guantánamo.
Medios oficiales sostienen que solo en Santiago de Cuba más de 1.600 casas que resultaron deterioradas cuando el huracán Sandy azotó la zona no han sido reparadas.
El paso de estos huracanes resulta más peligrosos debido al deterioro constructivo de las viviendas en muchas de las provincias del país.
Hergues Frandin explicó a Radio Martí que muchas personas han desmontado los techos de las viviendas fabricados con zinc o placas de fibrocemento. Ambas estructuras son frágiles y apenas resistentes a estos eventos que tienen fuertes vientos y lluvias asociadas.
“Han desmontado el techo por el miedo que le tienen a la fase recuperativa”, agregó Frandin desde Songo la Maya, en Santiago de Cuba.
Rubén Torres, residente de Palmarito de Cauto, en Santiago de Cuba, dijo que “la preocupación central es la recuperación”.
Otros como Isael Poveda, del Barrio Caribe, en Guantánamo, dijo que la mayoría le teme mucho a perder su vivienda.
“Conozco gente que ha estado 8, 10 y hasta 12 años albergados después de un ciclón”, expresó.