Especialistas cubanos en medicina aseguran que la alimentación deficiente y su falta de regularidad agudizan el deterioro físico y la inmunodeficiencia de quienes padecen enfermedades crónicas en la isla.
“A no ser la carne de res que llega a la casilla por las dietas médicas, un enfermo con VIH no tiene otra vía de obtenerla”, refiere el médico santiaguero Arnoldo de la Cruz quien utiliza este ejemplo para ilustrar un fenómeno muy trascendente en la familia cubana.
Quienes la necesitan “o la tienen que comprar en divisas o esperar a que venga por la dieta que muchos meses no aparece”, continuó explicando el galeno.
“Los enfermos necesitan de la carne roja para mantener niveles adecuados de hemoglobina y lastimosamente la gran mayoría de las familias no puede cumplir con estos requerimientos alimenticios”, concluye.
Desde Santiago de Cuba, Caridad Sánchez dice que en ocasiones le ha tenido que dar a sus dos hijos asmáticos un vaso de agua con azúcar para que desayunen porque a la bodega la leche no llegó a tiempo.
El proceso para obtener las dietas no es tan difícil para la médico jubilada de La Habana Lidia Lima, como para los familiares de personas desvalidas o quienes residen alejados de las cabeceras provinciales.
Con menos de 30 años de edad, Evelín Pineda se contagió con el VIH y vive sola junto a su madre en La Habana. Al igual que muchos casos como el de ella muchas puertas se les cierran para que trabaje y también para que perciba un ingreso.
Estudios sociales estiman que los hogares cubanos dedican entre un 70 y un 90 por ciento de sus ingresos para la alimentación.
“A no ser la carne de res que llega a la casilla por las dietas médicas, un enfermo con VIH no tiene otra vía de obtenerla”, refiere el médico santiaguero Arnoldo de la Cruz quien utiliza este ejemplo para ilustrar un fenómeno muy trascendente en la familia cubana.
Quienes la necesitan “o la tienen que comprar en divisas o esperar a que venga por la dieta que muchos meses no aparece”, continuó explicando el galeno.
“Los enfermos necesitan de la carne roja para mantener niveles adecuados de hemoglobina y lastimosamente la gran mayoría de las familias no puede cumplir con estos requerimientos alimenticios”, concluye.
Desde Santiago de Cuba, Caridad Sánchez dice que en ocasiones le ha tenido que dar a sus dos hijos asmáticos un vaso de agua con azúcar para que desayunen porque a la bodega la leche no llegó a tiempo.
El proceso para obtener las dietas no es tan difícil para la médico jubilada de La Habana Lidia Lima, como para los familiares de personas desvalidas o quienes residen alejados de las cabeceras provinciales.
Con menos de 30 años de edad, Evelín Pineda se contagió con el VIH y vive sola junto a su madre en La Habana. Al igual que muchos casos como el de ella muchas puertas se les cierran para que trabaje y también para que perciba un ingreso.
Estudios sociales estiman que los hogares cubanos dedican entre un 70 y un 90 por ciento de sus ingresos para la alimentación.