Construir una casa con esfuerzo propio en Cuba es un proceso lento, caro y en el que solo se pueden enrolar los que "tienen el dinero" para comprar los materiales, y conocen la red de "funcionarios corruptos" que les facilitan materiales y mejores precios "por la izquierda".
Los que no tienen dinero tienen que seguir viviendo hacinados, o levantar una vivienda improvisada en uno de los barrios marginales conocidos como “llega y pon” que crecen en la periferia de las ciudades en todo el país, aseguraron a Martí Noticias cubanos en la isla.
El abogado Roberto Quiñones Haces, residente en Guantánamo, explicó en el programa Cuba al Día, de Radio Martí, que detrás de cada paso que da el ciudadano para hacer una habitación con al menos un baño y una pequeña cocina, se necesitan miles de pesos que no todos tienen, y pasar por un ilimitado número de gestiones y permisos para evitar multas por infracciones.
Primero se necesitan los “permisos legales” para la adquisición de un terreno privado o estatal, y en el caso del que va a construir en una azotea, los “permisos de cesión del derecho a hacerlo”, y a esas gestiones se les suman las de la compra de materiales de construcción, e insumos para las instalaciones eléctricas y sanitarias que requiere cualquier edificación residencial, detalló Quinones.
En un desglose de precios presentado en un articulo publicado en el portal digital Cubanet, Quiñones muestra que el precio de una habitación podría estar cerca de los 27.272,5 pesos (CUP), unos 1.090,9 pesos convertibles (CUC).
Dijo que esa cifra podría ser mayor si se tienen en cuenta los precios del transporte de los materiales, el de las instalaciones eléctricas, la pintura ni la mano de obra, y lo que se gasta en la alimentación y atención a los trabajadores contratados.
En Guantánamo, el abogado conoce de vecinos que llevan 20 años o más "tratando de terminar una vivienda de 3 cuartos con un baño y una cocina".
Agrega que a todo ese panorama se suma el de la corrupción de los funcionarios, que nace desde las esferas del poder y solo afecta a los pobres, que no pueden pagar los precios del mercado negro porque le dinero no les alcanza.
Misión imposible
Para un país donde el promedio del salario mínimo en 2016 fue de 740 pesos "construir es imposible", agregó el ingeniero Steve Pardo, residente en la capital, quien asegura que allí los precios de los materiales y la mano de obra son mucho más altos que en otras provincias.
En La Habana, "ahora mismo", en un mercado de Miramar ubicado en 5ta y 42, están vendiendo muebles sanitarios entre 200 y 300 CUC, y los lavamanos por encima de 150 y 200 CUC, y "están muy bonitos, pero fuera del poder adquisitivo de los ciudadanos”.
Otros materiales también tienen un precio mayor que en las provincias, como el cemento, que en estos momentos "brilla por su ausencia" en las tiendas estatales, y en el mercado negro se "consigue con mucho trabajo a 10 CUC el saco".
A criterio del ingeniero, adquirir un espacio para construir una casa propia es “un sueño”, por eso la gente no tiene más opción que seguir viviendo en la periferia de la ciudad, en “casuchas” que mantienen a la capital "rodeada de los llamados "llega y pon".
Pardo asegura que "por mucho que el gobierno multa y arrasa" a los residentes de esos barrios marginales, nunca podrá eliminarlos por completo.
Pardo recorre con frecuencia esas áreas, donde decenas de familias con niños enfrentan los serios problemas de urbanización, higiene, salud y escolarización, y la mayoría sabe que ninguno de sus problemas tiene solución inmediata.
El ingeniero ve con pesimismo el futuro de la vivienda en la isla, porque "el gobierno no ofrece a la población vías para mejorar", y señaló como caso más llamativo la inauguración hace pocas semanas del espléndido y lujoso Hotel Gran Manzana, a pocos metros de "un edificio donde la gente vive hacinada y en la extrema pobreza".
(Con información de Cuba al Día y Cubanet)