Que Cuba sea una isla no es razón suficiente para que el pescado vaya a parar a la mesa de los cubanos, al contrario, es un lujo que pueden darse unos pocos que tienen divisas y comen en paladares privadas.
La queja no es nueva y contrasta con el hecho de que el escaso tráfico marítimo y desarrollo industrial en Cuba ha convertido a la isla en un paraíso para especies animales, según sostienen ecologistas.
La gravedad del asunto llevó a reporteros cubanos a salir a la calle en la provincia de Pinar del Río.
"Ni pargo ni bonito o cobo. Ya yo no me acuerdo del color de la rabirrubia. Hace más de dos años que aquí no vemos nada de eso. De agua salada solo entra sardina y pocas veces", dijo uno de los entrevistados al periódico Guerrillero en una de las pescaderías de la ciudad.
El reporte indicó que existen unas 17 unidades destinadas a vender pescado en Pinar del Río. Durante la visita de los reporteros en algunas de estas vendían picadillo condimentado y filete de claria.
Ya yo no me acuerdo del color de la rabirrubia.
La situación es similar en el resto del país. La crisis actual se debe en parte a la ausencia de una flota pesquera, como la que exisitó en la década de 1970 gracias a la ayuda de su entonces aliado soviético. Cifras oficiales indicaron entonces que esta flota capturaba unas 100.000 toneladas anuales.
La pérdida del aliado tras el derrumbe del socialismo soviético dejó al país huérfano de navíos. A fines de la década de 1980 y ante el deterioro e incapacidad para reparar los barcos, el Gobierno determinó destruir buena parte de la flota y venderla como chatarra.
El pescado de mar es para enfermos y turistas
Un funcionario del sector explicó al Guerrillero cómo se distribuye el pescado y aseguró que a la población le venden las producciones de crías obtenidas en los ríos.
“Nuestras producciones de agua dulce son con las que hacemos picadillos, croquetas y masa cocida, además de expender claria, tenca y tilapia en filete y hamburguesas”, dijo al diario Carlos Rodríguez González, director de Tecnología y Desarrollo de la empresa Pescario.
“Lo que tenemos de mar es para distribución y consumo social: gastronomía, dietas médicas y ventas en divisa al turismo. Llevamos a las pescaderías si (la empresa) Epicol tiene un exceso de producción y lo recibido en la actualidad es inferior a otros años”, apuntó.
Otra funcionaria confirmó que exportar es lo primero.
"La prioridad de nosotros es la exportación; en segundo lugar, el mercado interno en divisa; después dietas médicas, que son inviolables; en cuarto lugar las casas especializadas y gastronomía, y por último las pescaderías", expresó Midalys Naranjo Blanco, directora de producción y calidad.
Pinar del Río aporta el 45 por ciento de la langosta del país y el 85 por ciento del bonito.
“Lo que tenemos de mar es para distribución y consumo social: gastronomía, dietas médicas y ventas en divisa al turismo.
Ante la evidente carencia de alimentos, Guerrillero se permitió hacer una recomendación: “Es cierto que el turismo se convierte en ganancias para la Isla y sus programas sociales; pero la alimentación también es vital para cualquier ejercicio diario, desde la hostilidad del campo hasta la tranquilidad de un aula”.
Inversión extranjera para sacar a flote la industria
Medios oficiales reportaron recientemente que el país no tiene recursos para mejorar su flota pesquera y funcionarios dijeron que esperan por inversión foránea que permita en los próximos cinco años sustituir unas 225 embarcaciones obsoletas y con más de 35 años de explotación.
De 150 embarcaciones que planificaron construir en los últimos 8 años solo alcanzaron 37.
Un funcionario de la Empresa de Proyectos y Construcción Naval CEPRONA dijo recientemente a Cubasí que la entidad está "abierta al establecimiento de alianzas estratégicas y de asociaciones económicas con astilleros nacionales y foráneos".
Pero por ahora, pocos panes y peces en la mesa de los cubanos.