Hermosillo está a solo 270 kilómetros del territorio estadounidense, y el temor a las deserciones de sus peloteros podría decir la última palabra de Cuba, comentamos en marzo pasado: definitivamente, la Isla despreció la invitación para acudir a la Serie del Caribe 2013.
Juan Francisco Puello Herrera, presidente del organismo beisbolero del área, había visitado La Habana en un intento por negociar el regreso de los cubanos a la competición, de la cual se ausentaron hace más de medio siglo. Puello se entrevistó entonces con José Ramón Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano; con Higinio Vélez, jerarca de la federación beisbolera de Cuba, y con Antonio Castro, hijo del expresidente Fidel Castro y miembro de la Asociación Internacional de Béisbol (IBAF).
Antonio, también médico de la selección nacional, se ha mostrado favorable a una participación más amplia de los deportistas de su país por los estadios de todo el mundo. Su opinión es de mucho peso, me comentó hace días un periodista de la radio de Miami; pero la de su papá (Fidel) es más contundente, respondí entonces ante los micrófonos.
Y es que, durante más de 50 abriles, Fidel Castro se ha opuesto festinadamente a que los jugadores de la Isla participen en lides profesionales, la pelota esclava, como insólitamente la calificó en los años sesenta.
Desde el nacimiento de la Serie del Caribe hasta 1960, cuando el gobierno cubano proscribió el profesionalismo, Cuba conquistó siete de 12 títulos ante Puerto Rico, Panamá y Venezuela. De 1970 a la fecha, en la segunda fase de la competencia, República Dominicana archiva 19 coronas, Puerto Rico 10, Venezuela siete y México seis.
Pero en las ediciones más recientes el torneo ha perdido atractivo, y tanto los campeones de 2011 como los 2012 conquistaron el título sin jugar. En Santo Domingo, a principios de este año, los Leones del Escogido alcanzaron su coronación viendo desde las gradas el partido previo; era la quinta fecha del torneo, y fueron derrotados tanto esa noche como la siguiente, cuando eran los monarcas y les restaban dos presentaciones de puro trámite.
La organización del área busca ahora ansiosamente la expansión de la cifra de invitados, y aunque Cuba les dejó la miel en los labios, pretenden sumar a Corea del Sur. Aunque la justa deba rebautizarse como Serie del Caribe-Pacífico.
Juan Francisco Puello Herrera, presidente del organismo beisbolero del área, había visitado La Habana en un intento por negociar el regreso de los cubanos a la competición, de la cual se ausentaron hace más de medio siglo. Puello se entrevistó entonces con José Ramón Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano; con Higinio Vélez, jerarca de la federación beisbolera de Cuba, y con Antonio Castro, hijo del expresidente Fidel Castro y miembro de la Asociación Internacional de Béisbol (IBAF).
Antonio, también médico de la selección nacional, se ha mostrado favorable a una participación más amplia de los deportistas de su país por los estadios de todo el mundo. Su opinión es de mucho peso, me comentó hace días un periodista de la radio de Miami; pero la de su papá (Fidel) es más contundente, respondí entonces ante los micrófonos.
Y es que, durante más de 50 abriles, Fidel Castro se ha opuesto festinadamente a que los jugadores de la Isla participen en lides profesionales, la pelota esclava, como insólitamente la calificó en los años sesenta.
Desde el nacimiento de la Serie del Caribe hasta 1960, cuando el gobierno cubano proscribió el profesionalismo, Cuba conquistó siete de 12 títulos ante Puerto Rico, Panamá y Venezuela. De 1970 a la fecha, en la segunda fase de la competencia, República Dominicana archiva 19 coronas, Puerto Rico 10, Venezuela siete y México seis.
Pero en las ediciones más recientes el torneo ha perdido atractivo, y tanto los campeones de 2011 como los 2012 conquistaron el título sin jugar. En Santo Domingo, a principios de este año, los Leones del Escogido alcanzaron su coronación viendo desde las gradas el partido previo; era la quinta fecha del torneo, y fueron derrotados tanto esa noche como la siguiente, cuando eran los monarcas y les restaban dos presentaciones de puro trámite.
La organización del área busca ahora ansiosamente la expansión de la cifra de invitados, y aunque Cuba les dejó la miel en los labios, pretenden sumar a Corea del Sur. Aunque la justa deba rebautizarse como Serie del Caribe-Pacífico.