El voto en blanco es la opción favorita de los colombianos para las elecciones presidenciales de mayo próximo, según las encuestas difundidas hasta el momento, una opción que de lograr más del 50 % de los sufragios generaría una grave crisis y obligaría a repetir los comicios con nuevos candidatos.
El último sondeo elaborado por la firma Cifras & Conceptos y difundido el miércoles reveló que el 30 % de los encuestados optaría por el voto en blanco, por delante del actual presidente y aspirante a la reelección, Juan Manuel Santos, que recoge un 26 % de los apoyos, y del candidato Óscar Iván Zuluaga, con un 7 %.
Zuluaga es apoyado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), férreo opositor al Gobierno de Santos y quien aspira a lograr un escaño en el Senado en los comicios legislativos del 9 de marzo.
A principios de febrero, la firma Ipsos publicó otra encuesta con unos resultados muy similares: el 27 % de los colombianos votaría en blanco, el 25 % lo haría por Santos, mientras que el 8 % depositaría su confianza en Zuluaga, por delante de los demás aspirantes.
Esa tendencia se consolida en todas las encuestas, que también señalan que cerca de un 20 % de los colombianos que acudirán a las urnas el próximo 25 de mayo aún no tiene decidido el sentido de su voto y responde al clásico "no sabe o no contesta" de los sondeos.
La suma de colombianos a los que por ahora no convencen las propuestas de ninguno de los aspirantes a ocupar la Casa de Nariño (sede del Ejecutivo) es la mitad del electorado, que si el día de los comicios optaran por el voto en blanco forzarían una nueva convocatoria en la que, de acuerdo con la Ley de Reforma Política, no podrían repetir los actuales candidatos.
Precedente hay uno, y reciente: el 30 de octubre de 2011 el voto en blanco alcanzó el 56,7 % de los sufragios en las elecciones a la Alcaldía de Bello, un municipio del área metropolitana de Medellín (noroeste) de cerca de medio millón de habitantes, por 43,3 % obtenido por el único aspirante.
"La gente castigó la corrupción y el poco espacio que dejaron los partidos", dijo en ese entonces una de las promotoras del voto en blanco en Bello, Luz Imelda Ochoa.
Las elecciones se tuvieron que repetir dos meses más tarde, el 18 de diciembre, esta vez con seis candidatos, y el conservador Carlos Alirio Muñoz se alzó con la victoria mientras que el voto en blanco solo rozó en 5 %.
El voto en blanco se considera en Colombia "una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos" y constituye "una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector", según una sentencia de la Corte Constitucional.
"Como consecuencia de este reconocimiento, la Constitución le adscribe una incidencia decisiva en procesos electorales orientados a proveer cargos unipersonales y de corporaciones públicas de elección popular", agregó ese fallo emitido en 2011.
El próximo 25 de mayo Colombia se juega su historia con el futuro de los diálogos de paz con las guerrillas de las FARC y del ELN, un tema que centra el debate electoral entre los favorables y contrarios a darle un fin político al conflicto armado y lograr una firma que hace medio siglo se resiste.
Pero la paz de Santos no parece convencer a la masa de votantes, tampoco la promesa de más guerra que enarbola el uribismo, dos extremos alejados hoy de los sectores que en los últimos meses han protagonizado protestas sociales, pedido reformas estructurales y que podrían optar por el voto en blanco para mostrar su disenso.
En las últimas presidenciales, celebradas en 2010 el voto en blanco recogió 223.977 sufragios en la primera vuelta, apenas un 1,5 %, índice que ascendió hasta el 3,4 % (444.274 votos) en la segunda vuelta que enfrentó a Santos con el académico Antanas Mockus.
El último sondeo elaborado por la firma Cifras & Conceptos y difundido el miércoles reveló que el 30 % de los encuestados optaría por el voto en blanco, por delante del actual presidente y aspirante a la reelección, Juan Manuel Santos, que recoge un 26 % de los apoyos, y del candidato Óscar Iván Zuluaga, con un 7 %.
Si las elecciones fueran mañana: En blanco 30% Santos 26% Zuluaga 7% Peñalosa 6% C. López 5% M. Ramírez 4% A. Abella 1% Cifras y conceptos
— Juan Pablo Gaviria (@JuanGaviriaM) February 20, 2014
Zuluaga es apoyado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), férreo opositor al Gobierno de Santos y quien aspira a lograr un escaño en el Senado en los comicios legislativos del 9 de marzo.
A principios de febrero, la firma Ipsos publicó otra encuesta con unos resultados muy similares: el 27 % de los colombianos votaría en blanco, el 25 % lo haría por Santos, mientras que el 8 % depositaría su confianza en Zuluaga, por delante de los demás aspirantes.
Esa tendencia se consolida en todas las encuestas, que también señalan que cerca de un 20 % de los colombianos que acudirán a las urnas el próximo 25 de mayo aún no tiene decidido el sentido de su voto y responde al clásico "no sabe o no contesta" de los sondeos.
#Polimétrica El presidente Santo tiene el 26% de la intención de voto, pero es superado por el voto en blanco.
— Cifras y Conceptos (@CifrasyConcepto) February 20, 2014
La suma de colombianos a los que por ahora no convencen las propuestas de ninguno de los aspirantes a ocupar la Casa de Nariño (sede del Ejecutivo) es la mitad del electorado, que si el día de los comicios optaran por el voto en blanco forzarían una nueva convocatoria en la que, de acuerdo con la Ley de Reforma Política, no podrían repetir los actuales candidatos.
Precedente hay uno, y reciente: el 30 de octubre de 2011 el voto en blanco alcanzó el 56,7 % de los sufragios en las elecciones a la Alcaldía de Bello, un municipio del área metropolitana de Medellín (noroeste) de cerca de medio millón de habitantes, por 43,3 % obtenido por el único aspirante.
"La gente castigó la corrupción y el poco espacio que dejaron los partidos", dijo en ese entonces una de las promotoras del voto en blanco en Bello, Luz Imelda Ochoa.
Las elecciones se tuvieron que repetir dos meses más tarde, el 18 de diciembre, esta vez con seis candidatos, y el conservador Carlos Alirio Muñoz se alzó con la victoria mientras que el voto en blanco solo rozó en 5 %.
El voto en blanco se considera en Colombia "una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos" y constituye "una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector", según una sentencia de la Corte Constitucional.
"Como consecuencia de este reconocimiento, la Constitución le adscribe una incidencia decisiva en procesos electorales orientados a proveer cargos unipersonales y de corporaciones públicas de elección popular", agregó ese fallo emitido en 2011.
El próximo 25 de mayo Colombia se juega su historia con el futuro de los diálogos de paz con las guerrillas de las FARC y del ELN, un tema que centra el debate electoral entre los favorables y contrarios a darle un fin político al conflicto armado y lograr una firma que hace medio siglo se resiste.
Pero la paz de Santos no parece convencer a la masa de votantes, tampoco la promesa de más guerra que enarbola el uribismo, dos extremos alejados hoy de los sectores que en los últimos meses han protagonizado protestas sociales, pedido reformas estructurales y que podrían optar por el voto en blanco para mostrar su disenso.
En las últimas presidenciales, celebradas en 2010 el voto en blanco recogió 223.977 sufragios en la primera vuelta, apenas un 1,5 %, índice que ascendió hasta el 3,4 % (444.274 votos) en la segunda vuelta que enfrentó a Santos con el académico Antanas Mockus.