Investigadores del gobierno interino de Bolivia hallaron a funcionarios cubanos quemando títulos falsos de doctor en Medicina, informó el miércoles la ministra de Comunicación de ese país, Roxana Lizárraga, al anunciar que muchos integrantes de la brigada médica enviada por La Habana no eran médicos.
“Parte de este plantel que llegaba desde Cuba no eran médicos”, declaró Lizárraga el miércoles en conferencia de prensa en La Paz, acompañada por el ministro de Salud, Aníbal Cruz, y por oficiales de la Policía nacional. “Se han podido rescatar varios títulos que han sido falsificados para hacerlos pasar por médicos”.
La quema de títulos falsos fue descubierta en una de las viviendas registradas durante los operativos que hicieron investigadores del gobierno interino. El ministro Cruz mostró a los periodistas títulos a medio quemar.
Era una brigada de médicos cerrada, que solo servía para atender a Evo Morales y a su cúpula, y los demás se supone que hacían trabajos de adoctrinamiento, y también de inteligencia, manifestó Lizárraga.
“Sabíamos muy bien que Evo Morales no confiaba en los médicos bolivianos, pero ahora nos damos cuenta de que tampoco confiaba en la policía boliviana”, dijo. “Por eso es que ha puesto a cargo de los cubanos y venezolanos la seguridad del Estado”.
El coronel de la Policía boliviana, Gonzalo Medinacelli, puso un ejemplo de cómo operaban los presuntos especialistas de salud.
“Elaboraban análisis de mapas políticos; si encontraban un municipio que era del color rojo, ellos veían por conveniente al siguiente mes ir a ese municipio y tratar de penetrar y romper de esta forma la hegemonía de ese partido político”, dijo Medinacelli.
Bolivia pagó más de 147 millones de dólares al gobierno cubano por los servicios de la brigada, informó la ministra.
“El daño económico es altísimo porque no se ha invertido en salud, no se ha invertido en hospitales”, dijo Lizárraga. “Se ha invertido en financiar a personas dedicadas al servicio de inteligencia”.
Según la funcionaria del gobierno interino boliviano, los cubanos de la supuesta brigada médica contrataron gente del hampa en la ciudad de El Alto, y también en La Paz, para que bajaran “a los diferentes puntos donde estaba movilizada la ciudadanía” en las protestas contra la reelección de Evo Morales.
En un “cuarto de pánico” de una clínica de Achumani, al este de la capital, operaba un grupo de cinco médicos expertos que atendían a Morales y a su cúpula, dijo.
“Los demás estaban destinados a adoctrinar en provincias, a reclutar gente y, en algunos casos, hacerse pasar por médicos y, si cometían algún error, eran evacuados inmediatamente de nuestro país”, declaró.
De los 712 integrantes de la brigada, sólo 250 aparecían como médicos, mientas que los demás cumplían otras funciones, y tenían incluso vuelos chárter para sus vacaciones, dijo.
Si cometían algún tipo de negligencia, el acuerdo entre los dos gobiernos los eximía de someterse a la justicia boliviana y decía que debían ser juzgados en Cuba. Según una cláusula de confidencialidad, toda la información intercambiada como parte del programa solo podía ser revelada dos años después de terminado el contrato.