También apremió a Europa y a Estados Unidos para que entierren las diferencias sobre Iraq y dirijan sus energías a enfrentar los retos mundiales tales como lograr la paz entre israelíes y palestinos.
Al insistir en que la democracia es el punto de encuentro de Europa y Estados Unidos, Blair se refirió también a Naciones Unidas, diciendo que ese organismo debe desempeñar un papel más preponderante a la hora de presionar a países cuyos gobiernos perjudican en lugar de proteger a sus ciudadanos.