El 26 de julio de 1982 Fidel Castro pronunció el discurso central celebrando los sangrientos hechos de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos M. Céspedes, en Bayamo. Allí prometió -como era costumbre- comenzar una megaconstrucción que fuera "la más grande de América Latina", un hospital Materno Infantil.
Al año siguiente las grúas y las concreteras comenzaron a descargar moles de concreto y a batir cemento.
En 1983 se levantaron varios edificios hasta unos pocos pisos y todo se enfrió... sin que nadie ofrezca hoy una explicación.
Treinta y cinco años después las malezas cubren el lugar.
El periodista independiente Yunior Berges envió una serie de fotos a Radio Martí. En ellas se ven las malezas entre los huecos de las edificaciones y los arbustos rodean el lugar.
El también reportero independiente, Roberto Rodríguez Cardona, ha abordado el tema en varias ocasiones. Este lunes habló para el programa Cuba Al Día con los periodistas Tomás Cardoso y Omar López.
“Todavía estamos esperando la culminación, que nunca va a ser, al paso que va nunca va a ser”, lamentó Cardona.
A los cinco años de iniciadas las labores, rememora Cardona, el mismo Castro pidió cuentas públicamente, pero las madejas de la burocracia criolla se levantaron por encima de los arbustos que hoy cubren lo que sería una obra social de gran impacto.
Castro no recibió respuesta, los bayameses tampoco.
“Fíjate hasta donde llega el abandono, que en los pisos superiores han crecido árboles. No sé dónde han podido anclar las raíces, pero tienen árboles grandísimos”, explicó Rodríguez Cardona.
Hasta el año 2016, Bayamo contaba con unos 40 mil 900 niños de cero a 14 años de edad, según el Anuario Estadístico de 2017.
El hospital infantil Luis Milanés, único en la actualidad posee la mitad de la edificación heredada de la década de 1950, el anexo, añadió Rodríguez Cardona, data de la década de 1970.
En una entrevista de 2016 para el programa Contacto Cuba, el mismo Rodríguez Cardona dijo que indagó con vecinos del lugar sobre el “desvío de recursos” que trajo el abandono de la obra.
A lo que sería el nuevo y flamante hospital infantil le designaron unos custodios, que físicamente no bastaron para detener el vandalismo.
“Según me comentan obreros de allí, dicen que salieron varias casas de los materiales que se desviaron de ahí y el mercado negro tuvo un auge grande”, señaló el periodista.
El día en que Cardona se acercó al lugar para hacer la primera sesión de fotos, un habitante del barrio aledaño le hizo el comentario jocoso de que “los niños que iban a nacer en ese hospital, pronto serán atendidos en el hogar de ancianos que hay más adelante”.
Como decenas de proyectos sin cumplir en Cuba, la culpa del olvido y abandono del hospital fue a recaer en el archimencionado Periodo Especial de los años 90.
En 2013 el historiador de la ciudad, Ludín Fonseca García, incluyó la propuesta del reinicio de la construcción como parte de la celebración por los 500 años de fundada la ciudad, sin embargo, volvió a encontrar los oídos sordos de las autoridades.
“Es un monumento al despilfarro lo que hay allí”, concluyó Rodríguez Cardona.