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Latinoamérica se pliega a dictaduras de izquierda


El diario lamenta que UNASUR haya reconocido a Maduro en una apurada cumbre a puerta cerrada en Lima.
El diario lamenta que UNASUR haya reconocido a Maduro en una apurada cumbre a puerta cerrada en Lima.

Un artículo del diario The Wall Street Journal dice que al reconocer ganador a Nicolás Maduro en las elecciones en Venezuela los gobiernos de la región abandonan la democracia en Venezuela.

Cuando los gobiernos latinoamericanos corrieron la semana pasada a respaldar la presunta elección como presidente de Venezuela del acólito de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, el fantasma de Augusto Pinochet debe haberse lamentado que no haber gobernado como un estalinista, dice un artículo del diario The Wall Street Journal.

Poniendo de relieve la simpatía que despiertan en la región los gobiernos dictatoriales de izquierda, el periódico subraya que incluso el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, controlado por el gobierno, solo dio a Maduro un margen de triunfo inferior al 2 por ciento de los votos, y que los serios cuestionamientos sobre la legitimidad de los sufragios forzaron al propio presidente electo a aceptar una auditoría del conteo.

Brasil está ahora haciendo ver que jugó un importante papel en el acuerdo para esa auditoría, apunta el Journal, “pero eso no impidió que UNASUR, que incluye a todos los gobiernos del continente pero que es dominada por Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, reconociera al señor Maduro como el ganador en una cumbre de emergencia a puerta cerrada en Lima”. México ya lo había hecho, añade.

Para el diario “hay bastantes evidencias que sugieren que la intimidación de parte del gobierno jugó un papel en la última votación” porque durante 14 años en el poder, Chávez privó a los individuos de sus derechos a expresarse libremente, al debido proceso de la ley y casi eliminó la prensa independiente.

“También puso a Cuba a cargo del aparato de inteligencia y seguridad del Estado—señala—(…) Decenas de miles fueron asesinados en el caos que él inspiró”, una represión, precisa, que en un mundo mejor “hubiera provocado objeciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) .

El Journal subraya que desde que la carta de la OEA fue ratificada en 2001, el organismo regional “no ha hecho nada para frenar la destrucción del equilibrio de poderes institucional llevada a cabo por caudillos de izquierda como Chávez”. Y ahora que los venezolanos luchan por su libertad, agrega, merecerían un trato mejor de parte de los gobiernos latinoamericanos.

Como ejemplo cita el caso de lo sucedido en Honduras con el presidente de izquierda Manuel Zelaya, y el hecho de que “líderes regionales también dedican tiempo extra a alentar a la dictadura cubana, uno de los más notorios violadores de los derechos humanos en el mundo”.

El artículo lamenta que el presidente chileno, Sebastián Piñera, celebrara la decisión de que el gobernante cubano Raúl Castro asumiera en enero pasado la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Tras destacar que las elecciones del 14 de abril en Venezuela no brindaron la más mínima transparencia, el Journal sostiene que no es probable que Maduro se vaya de Miraflores porque su gobierno y Cuba tienen mucho que perder si lo hace.

Pero llegado un momento, concluye, “el actual sistema se desplomará y Venezuela tratará de reconstruir una sociedad libre. Sería bueno si los vecinos de Venezuela conservaran al menos una pizca de autoridad moral cuando ese día llegue”.
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