Al referirse a la designación de Goss para este importante cargo en los servicios de inteligencia, el Presidente lo describió como un hombre “que está muy bien preparado“ para fortalecer a la CIA.
Bush encargó al futuro director de la agencia la ambiciosa y ardua tarea de reformar la poderosa organización dentro de la complicada reestructuración de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, de cara a la lucha contra el terrorismo global.
Añadió que Porter Goss “tiene mucha experiencia en inteligencia y en la lucha contra el terrorismo. Conoce la CIA por dentro y por fuera”.
El nominado tiene 65 años de edad, fue oficial de inteligencia del ejército y agente encubierto de la CIA por diez años, un trabajo que lo llevó por dos continentes. Goss es representante por la Florida desde 1989, y desde 1997, preside el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja.
El nuevo director de la CIA deberá asumir sus funciones en un difícil ambiente en los organismos anti-terroristas. La central de inteligencia fue señalada por la Comisión investigadora de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 como inhábil para prever esos atentados.
Ante ello, algunas de las reformas aplicadas (a partir del otoño de ese año) para incrementar la efectividad de la agencia en prevenir ataques terroristas, han incluido un acercamiento con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la puesta al día de los sistemas informáticos y el aumento del número de espías en el terreno.
El pasado primero de agosto el gobierno norteamericano decidió elevar el nivel de alerta ante posibles ataques terroristas de Al-Qaida contra Nueva York, Washington y Newark.
El Senado ahora deberá confirmar la designación del nuevo director de la CIA y algunos analistas piensan que Goss podría afrontar dificultades ante ese proceso debido a que las controversias que rodean a la agencia podrían acentuarse en este período preelectoral.