Cientos de opositores en la isla y decenas de agrupaciones de derechos humanos en Cuba y el exilio están demandando a los legisladores estadounidenses que aprueben la ayuda a Ucrania.
Una carta abierta de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), respaldada por 230 firmantes en la isla, y 47 grupos, pide al Congreso de los Estados Unidos “que agilice los procedimientos y vote a favor del paquete de ayuda de seguridad nacional que Ucrania necesita desesperadamente para frustrar el ataque de Rusia”.
Esta misma semana, el presidente Joe Biden recibió en la Casa Blanca a los líderes del Congreso, instándolos a aprobar un paquete económico de más de $100,000 millones, de los cuales unos $60,000 millones son para Ucrania y unos $15,000 millones para Israel.
"Los miembros de la ARC estamos preocupados con la difícil situación en Ucrania y con el peligro que representa el suspender o reducir los recursos y la ayuda logística de los Estados Unidos y de otros países a Ucrania. Apoyamos al pueblo ucraniano en su noble lucha para derrotar la invasión rusa y en sus denuncias sobre la participación del régimen cubano en la guerra al enviar a miles de soldados para participar en la guerra genocida de Rusia en contra Ucrania", indica la petición.
"Los ucranianos luchan por subsistir, con recursos limitados, pero con firmeza, coraje y amor por su país. La asistencia adecuada debe continuar sin demora", afirma el documento.
La carta asegura que "la historia ha demostrado que el abandono a los aliados trae serias consecuencias. La cancelación del apoyo de los Estados Unidos a los brigadistas que luchaban por la libertad en Bahía de Cochinos, en 1961, resultó en la crisis de los misiles nucleares en 1962; y el vergonzoso pacto Kennedy-Khruschchev de “no invadir a Cuba” consolidó al régimen comunista de Castro en nuestro hemisferio y la creación de movimientos guerrilleros a lo largo de toda Latinoamérica y más allá".
De no recibir el apoyo, indican los firmantes, "Rusia se envalentonaría con una victoria en Ucrania"; el presidente Vladimir Putin "podría continuar sus esfuerzos de transformar las fronteras de Europa y reconfigurar el orden mundial hacia un eje autoritario" y los regímenes totalitarios como China y Venezuela, "solidificarían sus objetivos expansionistas".
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