El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel realizó una gira internacional de 11 días a Argelia, Rusia, Turquía y China, en un acto de desesperación para pedir "ayuda y misericordia", declaró el autor cubano Abraham Jiménez Enoa en un artículo de opinión en el diario The Washington Post.
El periplo fue para que "sus viejos aliados le echen una mano al régimen cubano que se hunde en un pantano de penurias", comentó el fundador del medio independiente El Estornudo, quien tuvo que salir de Cuba debido a las presiones del régimen comunista.
"La incapacidad gubernamental del régimen y sus desastrosas estrategias económicas durante décadas, Donald Trump y sus sanciones —aún vigentes— contra la isla y el saldo económico de la pandemia tienen a Cuba en un estado de calamidad, idéntico o peor que aquellos años cuando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se hizo polvo y su desaparición provocó el desajuste para siempre de la estructura ósea de la economía cubana que se alimentaba casi por completo de Europa del este", advirtió.
"Hoy, como en antaño, los cubanos tienen que hacer malabares para comer, para vestirse, para medicarse, para transportarse, para tener energía eléctrica, para que no les falte el agua potable, en definitiva, para vivir", dijo.
La situación es tan grave, dijo Jiménez Enoa, que "por más surreal que parezca y obligado por las circunstancias", el régimen ha tenido que intentar un acercamiento hacia Estados Unidos mientras busca oxígeno en Argelia, Rusia, Turquía y China.
La falta de capacidad del régimen para revertir esta situación por sí mismo es una circunstancia "que ha llevado a un gobierno, que durante seis décadas se ha negado a abrirse al mundo, a tener que aceptar ayudas como migajas de cualquier tipo y de quien sea para poder seguir en el poder, aunque eso suponga contradecir su propia historia, su supuesta esencia y sus cimientos", concluyó el autor cubano.
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