El trabajador independiente Samuel Pupo Martínez, detenido desde el pasado 11 de julio por participar en las protestas ciudadanas ocurridas en Cárdenas, Matanzas, podría enfrentar 7 años de privación de libertad por gritar frases contra el régimen.
“Ese día me cambió la vida por completo. Estuve nueve días sin tener fe de vida de mi esposo. Lo pude ver físicamente a los tres meses. Casi me vuelvo loca. Me convertí en mamá y papá, el sustento de mi familia. El apoyo incondicional a mi esposo en un país donde hay tantas carencias e infracciones. Desde ese día no duermo”, dijo a Radio Televisión Martí la esposa Yuneisy Santana.
“Me despierto en las madrugadas pensando cómo estará en esa mazmorra. Es diabético. Padece esclerodermia, una enfermedad degenerativa, con pocos medicamentos, pasando hambre y frío. Me preocupa mucho su condición médica. Sujeto a todo tipo de tortura psicológica, pues se pasan todo el tiempo diciéndole que me van a meter presa, si sigo publicando, comentando y exigiendo la libertad de todos los presos políticos en Cuba. Porque en Cuba hay presos políticos. Mi esposo es un ejemplo de ello y yo me pregunto ¿qué hiciste? Alzar tu voz, exigir tus derechos y libertad para tu país. Nadie merece ser condenado por pensar diferente”, recalcó Santana, quien, desde el encarcelamiento de Samuel, se ha convertido en una férrea defensora de los prisioneros políticos cubanos y su presencia y declaraciones en las redes sociales han enfurecido a los órganos represivos de la Isla.
“Es inevitable pensar hasta cuándo será esto. Ahora vienen días muy duros y de estrés. Su juicio será el 15, 16, 17 y 18. Un juicio amañado, lleno de testigos falsos. Pero ahí estaré yo. Por momentos pierdo las fuerzas, pero le pido a Dios que me las multiplique para seguir soportando otro día, otro mes, un cumpleaños, la Navidad sin ti”, lamentó Santana.
“Pero lo más que me ha dolido es la graduación de nuestro niño, de su primer día en la secundaria básica, que sé que no te lo hubieras perdido por nada en este mundo. Ahora el niño no puede ni verte por la nueva ley en la cárcel de una sola persona adulta. No sé cómo mi corazón ha aguantado tanto sufrimiento”.
Después de más de 90 días detenido, los carceleros permitieron a la familia de Pupo Martínez visitarlo en la prisión Combinado del Sur, donde se encuentra bajo la medida cautelar de prisión preventiva.
Y aunque el manifestante se encuentra en un régimen de menor severidad, las visitas y pabellones conyugales ultrajan la dignidad humana, indicó la mujer.
“Cada quince días, los guardias revisan todos los alimentos del saco con la gran tosquedad y mal carácter que los caracteriza".
“En la visita conyugal, que es una vez al mes, la requisa corporal a la que nos sometemos, es muy incómoda y vergonzosa. Nos tenemos que quitar toda la ropa. Para mí fue un impacto grande. Pero tengo que hacerlo para poder estar con él esas tres horas con un poco de intimidad, por lo que comencé a quitarme la ropa sin mirar a nadie y hacer todo lo que me decían”, relató.
“Tenía muchos sentimientos encontrados, ganas de llorar y rabia. Todo mi pudor, toda mi vergüenza, toda mi humanidad como mujer se fue al piso. Desnudarme y hacer cuclillas delante de otras mujeres desconocidas. De verdad que eso en mi vida nunca lo olvidaré”.
El próximo martes, Pupo Martínez, junto a otros 16 participantes del estallido social, será juzgado en el tribunal municipal de Cárdenas. Para ellos la Fiscalía pide entre 5 y 9 años de cárcel.
“Tantos sueños, tantas metas. Pero nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo. Ese 11J marcó en la historia un antes y un después para el pueblo de Cuba. Lo nunca visto. Tantas personas en todas las provincias, espontáneos, pidiendo libertad, abajo al comunismo. El mundo vio la realidad del cubano de a pie. Espero se repita pronto para alcanzar la tan añorada libertad. Se lo debemos a todos esos valientes que tuvieron el coraje esos días y ahora se encuentran en las cárceles”, aseguró la esposa del preso político.