Bárbara Farrat Guillén, madre de Jonathan Torres Farrat, uno de los menores presos en Cuba por manifestarse pacíficamente el 11 de julio pasado, pudo hablar telefónicamente con su hijo después de 11 días incomunicado y quedó preocupada por lo que escuchó.
La mujer, que ha defendido públicamente la libertad de su hijo desde que fue detenido, responsabilizó a las fuerzas represivas del régimen cubano de la salud del joven.
Farrat Guillén informó de la llamada de su hijo a través de una directa en Facebook. Días atrás había denunciado que el menor estaba incomunicado por razones desconocidas. La razón de tal castigo, aseguró Jonathan en la llamada, fue porque el “reeducador simplemente no quería”.
Según Farrat Guillén, su hijo le contó que los reos de la “compañía 9”, en la que se encuentra, no salieron al patio ni pudieron comunicarse con sus familiares por 13 días, porque al funcionario “simplemente no le daba la gana de sacarlos”.
“Dice él que desde el depósito donde estaban ellos (...)lograban ver cómo habían otras compañías en el patio”, explicó la mujer.
“Fue la única compañía que no dejaron llamar en 13 días”, añadió.
La madre cubana expresó su preocupación por su hijo, pues dijo que lo escuchó desanimado debido a que lleva 7 meses encarcelado sin juicio ni petición fiscal. “A mi hijo me lo tienen ahí preso como si fuera un delincuente”, recalcó.
Farrat Guillén denunció que a pesar de los problemas de salud que su hijo presenta, el gobierno cubano no le quiere otorgar un cambio de medida, por ello responsabilizó y acusó “directamente a la Seguridad del Estado, y a los jefes de la prisión Jóvenes de Occidente” por lo que le pueda suceder al menor.
También insistió en que no va a parar de alzar la voz por la libertad de su hijo a pesar de las amenazas y el hostigamiento de los que es objeto por parte de la Seguridad del Estado. “Esto es una cuestión de probar fuerza (…) o te callas a las buenas o a las malas”, señaló.
Jonathan Torres Farrat fue arrestado el 13 de agosto, en su vivienda del municipio 10 de Octubre, en La Habana, un mes después de las protestas populares que sacudieron la isla el verano pasado.