Un grupo de cubanos dirigió una carta pública a la Alta Comisionada del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, en la que le solicitan que condene “sin rodeos a la doble violencia institucionalizada en Cuba: la que proviene del Estado y la que, azuzada por este, adquiere los modos, estilos y discursos del paramilitarismo”.
"Estamos poniéndole sobre la mesa, y con mucha claridad, una de las preocupaciones fundamentales que tienen casi todos los ciudadanos cubanos: La violencia de Estado sigue insistiendo al mismo tiempo en la violencia paramilitar”, indicó a Radio Televisión Martí, Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, organización promotora del mensaje que aún no ha sido entregado a su destinataria porque continúa recibiendo firmas.
“Y esto es un ciclo, una espiral muy peligrosa para la sociedad cubana, sobre todo como respuesta a acciones de naturaleza estrictamente pacífica y dentro del marco constitucional”, señaló el activista político.
“Estamos llamando al Consejo de Derechos Humanos y también a todos los ciudadanos, no importa la nacionalidad, a que nos acompañen en esta condena a la violencia que está generando el Gobierno cubano ahora mismo como respuesta a la expresión cívica y pacífica de las demandas de la sociedad”, reclamó Cuesta Morúa.
La misiva denuncia que “el gobierno de Cuba mantiene en prisión a más de 500 manifestantes, entre ellos adolescentes, de los cientos de miles que marcharon pacíficamente pidiendo libertad los pasados 11 y 12 de julio en Cuba”.
Asimismo, alerta a Bachelet que, las autoridades fiscales están solicitando a muchos de los presos por las protestas excesivas condenas y “se les aplican delitos propios de escenarios de guerra”.
“Esta violencia ha continuado en una variedad de formas ―institucional, de género, narrativa racial, virtual y de destierro― destruyendo a su paso, con el concurso de los institutos armados y de las llamadas Brigadas de Respuesta Rápida, el precario tejido civil y la armonía de miles de familias cubanas que ven como sus familiares son objetos de daño físico y psicológico”, explica el texto respaldado ya por cientos de firmantes.
Al respecto el historiador y periodista Boris González Arenas resaltó que “quien lee la carta a Michelle Bachelet se da cuenta de la transformación que se ha operado en el último año en este país bajo el empuje de la sociedad cubana. No de la sociedad civil, sino bajo el empuje de la sociedad cubana”.
El documento se refiere, además, a la exhortación a la confrontación entre cubanos que, a propósito de la anunciada Marcha Cívica del 15 de noviembre, hizo el gobernante Miguel Díaz-Canel.
“Se reactiva la violencia asistida de los grupos paramilitares en Cuba de manera abierta, desembozada y con claros llamados al odio nacional, haciendo uso además de las redes sociales. Una prolongación, en modo ilegal, de la violencia excesiva de la policía y de sus Brigadas Especiales”, indica el texto.
“La sociedad cubana está demandando y exigiendo cambios. Y por qué es un cambio importante el lenguaje de esa carta, porque está hablando claramente de algo que ya el mundo ve, que la sociedad cubana ve, sin ningún tipo de tapujo, y es que el régimen comunista está llamando a la violencia del Estado y de grupos paramilitares contra una sociedad que sólo tiene un norte en su manera de expresar sus anhelos: la paz. Está viendo un régimen en pie de guerra contra una sociedad movilizada por el anhelo de paz”, concluyó González Arenas.