El régimen hace cambios cosméticos en el barrio La Güinera, en La Habana, zona donde se dieron enfrentamientos entre policías y residentes del lugar durante las protestas del 11 de julio, en Cuba.
Una vecina de La Güinera que no quiso ser identificada, mencionó a Radio Martí algunas de las acciones emprendidas allí, tras las manifestaciones de descontento popular.
“Han reparado calles, están reparando casas, surtiendo más las tiendas... Sé que hay muchas personas que están contentas con eso que están haciendo”, señalo la residente del lugar.
Silviana Fragoza también vive en La Güinera, su hijo Andriu López se encuentra preso desde hace más de 40 días, según las autoridades por participar en las protestas del 11 de julio. Silviana señaló que después que hubo sangre derramada están arreglando las calles de La Güinera.
“Después que hubo sangre derramada, muertos y tiros, entonces empezaron a arreglar las calles porque aquí, en la Güinera, caminábamos por arriba de la piedra”, puntualizó Fragoza.
Otro residente de La Güinera es Aismal Abreu, quien manifestó a Radio Martí que las autoridades locales tiene al pueblo entretenido para que no se manifiesten en su contra.
“Se ponen multas aquí por aglomeración de personas y llegan y los sábados y los domingos le ponen camiones llenos de viandas y de refrescos y aglomeran a todas las personas”, afirmó. “A la gente más afectada (...) les dieron dos o tres kilos para que arreglaran su casita. Después de la tiradera de piedras aquí en La Güinera, los tienen entretenidos para que la gente no se manifieste de nuevo”.
Pero según Abreu, el descontento continúa.
“Empezaron a arreglar las calles y se han quedado igual, como mismo hay algunas calles que no han arreglado”, dijo Abreu. “Nosotros tenemos una moneda que no vale un medio y tenemos que comprar las cosas; nos regalaron tres paqueticos de arroz. ¿Y qué le echamos a eso, a ver? Sin aceite no se puede cocinar", se cuestionó.
También les faltan los mediamentos, en medio de la crisis sanitaria que vive el país, con el aumento imparable de casos de COVID-19.
"No tenemos medicinas. Mi tía lleva 42 días (enferma) y no tienen Captopril, que es el medicamento que ella toma, y aquí hay Covid. El pueblo sigue igual, hay personas que se manifiestan hablando, que no están de acuerdo con esto, y hay otras que ya, se quedaron conformes con lo que pasó, pero la mayoría del pueblo está descontento”, concluyó Abreu.