En su primer discurso sobre politica exterior, el presidente Joe Biden dejó en claro que Estados Unidos estaría mas comprometido diplomáticamente, diciendo que "Estados Unidos ha vuelto" y que “la diplomacia está de vuelta en el centro de la política exterior del pais”.
El presidente abordó directamente los temas principales de su agenda de política exterior: el golpe de estado en Birmania (Myanmar), las relaciones con Rusia y la situación en Yemen.
El presidente pidió el jueves al ejército de Myanmar que "ceda el poder" y libere a los funcionarios gubernamentales y activistas detenidos en el reciente golpe de Estado.
Biden dijo que Estados Unidos estaba trabajando con aliados y socios para abordar la toma de posesión de los generales el lunes, durante la cual arrestaron a la líder electa y premio Nobel Aung San Suu Kyi y a otros civiles.
Sobre Rusia dijo que le dejó en claro al presidente Putin que “los días de Estados Unidos darse la vuelta frente a las acciones agresivas de Rusia, interfiriendo en las elecciones, lanzando ciberataques, envenenando a sus ciudadanos, han terminado".
Washington y Moscú no están de acuerdo en una amplia gama de temas, como las ambiciones militares de Rusia en Ucrania y Georgia, el envenenamiento del crítico del Kremlin Alexei Navalny y el ciberataque del año pasado a las agencias gubernamentales de Estados Unidos del cual Washington culpa a Moscú.
A pesar de sus desacuerdos, los dos países a principios de esta semana extendieron el tratado de control de armas New START por cinco años, preservando el último tratado que limita el despliegue de los dos arsenales nucleares estratégicos más grandes del mundo.
Biden anunció además que Estados Unidos estaba terminando su apoyo a las operaciones ofensivas en la guerra en Yemen, liderada por Arabia Saudita, y que la guerra "tiene que terminar", pero se comprometió a continuar con el apoyo de Estados Unidos al gobierno saudita.
También anunció su intención de aumentar a 125 mil el límite de admisiones anuales de refugiados en Estados Unidos, que cayó a un mínimo histórico bajo el presidente Donald Trump.
Biden se ha comprometido a restaurar el papel histórico de Estados Unidos como país que da la bienvenida a refugiados de todo el mundo después de cuatro años de recortes en las admisiones. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados estima que hay 1,4 millones de refugiados en todo el mundo con una necesidad urgente de reasentamiento.