Desde la entrada en vigor de las modificaciones hechas por el Gobierno cubano a la política migratoria que mantuvo inalterada por más de 50 años, se perfila cada vez más una tendencia que se veía venir: ahora casi todas las embajadas sospechan en cada cubano un seguro inmigrante y en consecuencia han convertido la obtención del visado en una empresa quimérica, traducida en requisitos que ponen demasiado alta la varilla para la mayoría de los solicitantes.
Puede que estas embajadas sólo ejerzan el derecho soberano de cada estado a decidir quién entra en su territorio y bajo qué condiciones se le permite, pero hay historias que son tan ilustrativas que hacen sospechar que dentro de este palo también pudiera haber comején y para ilustrar lo que digo narro aquí, a grandes rasgos, el testimonio que refiere Israel Reinoso Valdés, ciudadano cubano residente en Guanajay, Provincia Artemisa.
Resulta que Israel, junto a Lázaro Gonzáles Alonso y Gerardo García Álvarez –ambos también cubanos y residentes en los municipios Guanajay y Mariel respectivamente– decidieron solicitar visa ante la embajada de Guatemala en el mes de enero de 2013. Los tres jóvenes cumplieron con todos y cada uno de los requisitos exigidos en dicha embajada y en consecuencia a todos les fue expedida la visa de turismo según el procedimiento corriente –Israel con visa No. 1704909. Los tres reservaron pasajes para el pasado 6 de febrero por el precio de $599.00 CUC, y volaron a Guatemala con TACA en el vuelo TA451, que partió de La Habana a las 16:55 horas y que arribó a su destino el mismo día a las 20:20, hora local.
Refiere Israel que una vez en aquel aeropuerto fueron interferidos por el Jefe del Grupo de Inmigración José Canisa Valenciaga, que en un intento de extorsión exigió a cada uno la suma de $1200.00 USD, que se le debían hacer llegar mediante un intermediario, si querían pasar de la Aduana o, en caso contrario, serían deportados a Cuba.
Habiéndose negado, los tres cubanos fueron detenidos durante más de 10 horas, fueron incomunicados cual criminales y no se les permitió usar siquiera el servicio sanitario ni realizar una llamada telefónica a su consulado. Los tres jóvenes fueron efectivamente deportados a Cuba el 7 de febrero, 7:00 AM, hora local.
Al día siguiente entregaron un primer documento de queja ante el MINREX, donde exponían los detalles esenciales de las vejaciones cometidas contra ellos por parte de la autoridad guatemalteca. Pasado más de un mes sin recibir respuesta, Israel entrega una segunda queja ante el MINREX y después haría varias visitas más y múltiples llamadas telefónicas, todo infructuosamente.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba (MINREX) está en la obligación legal, moral y ética de representar a sus ciudadanos en todo país que cuente con un consulado cubano y de velar por sus derechos, según queda certificado en cada pasaporte cubano que se expide. Absolutamente nada justifica que el MINREX se desentienda de las humillaciones, abusos y arbitrariedades a que haya sido o pueda ser sometido un ciudadano cubano por parte cualquier autoridad en el extranjero.
Cierto es que la entrada definitiva a un país puede estar sometida a la consideración discrecional de la autoridad aduanera o de inmigración, pero aquí estamos ante el caso de ciudadanos que cumplieron rigurosamente con todos los requisitos exigidos por el Consulado de Guatemala en La Habana, que en virtud de esto les fue emitida una visa que les daba derecho legal a entrar a ese país y que en correspondencia presentaron todos los documentos en forma cuando se les fue solicitado por la autoridad pertinente, pero esto no bastó para evitar que fueran víctimas de semejante arbitrariedad.
Existen normas, mecanismos internacionales y herramientas que pueden esgrimirse para solucionar casos como este, en el que es evidente que tres cubanos fueron víctimas de un atropello, pues a nadie en su sano juicio se le ocurriría pagar cientos de dólares por un pasaje y volar a miles de kilómetros nada más que para tomarse un vaso de agua y retornar al día siguiente sin atravesar siquiera las puertas de la aduana.
Es indiscutible que aquí se sometió a tres ciudadanos cubanos a una tremenda humillación, que fueron víctimas de un intento de extorsión y de un innegable abuso de poder por parte de funcionarios corruptos.
Cuba mantiene relaciones consulares y diplomáticas con la República de Guatemala y el MINREX tiene una embajada en ese país, por lo tanto cuenta con los recursos necesarios para interponer ante las autoridades competentes –de Guatemala o de cualquier otro país– las reclamaciones necesarias ante casos semejantes en que se consideren vulnerados nuestros derechos.
Si así no fuera, entonces ¿de qué nos sirven los 100 CUC –el salario promedio de seis meses de trabajo– que se nos cobra por la obtención de nuestro pasaporte, que presuntamente acredita que, estemos donde estemos, nos mantenemos al amparo del Gobierno cubano? ¿O acaso sólo contamos a la hora de llenar las plazas durante los grandiosos desfiles y no a la hora en que precisamos de ayuda fuera de nuestra tierra ante un funcionario déspota? ¿Será que se nos dejará siempre en tal estado de indefensión cuando decidamos salir de este país en el que, sin embargo, se trata al extranjero con guantes de seda?
Dudo muchísimo que la contraparte se quede de brazos cruzados en caso de darse una situación similar en la que fuera víctima en La Habana un ciudadano alemán, francés, norteamericano, o de cualquier país cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores se respete.
El MINREX, portavoz del Gobierno cubano ante el mundo, debe estar a la altura de lo que este momento demanda y por tanto es inaceptable que se nos abandone de este modo tan burdo –jamás en este caso debió ser tan moroso al emitir su respuesta final casi 5 meses después de formulada la queja, y esto aceptando tácitamente que los jóvenes “…no llenaban los requisitos establecidos por la Ley de Migración…” cuando en realidad cumplían con cada requisito exigido por el Consulado guatemalteco. De más queda decir que los tres jóvenes perdieron impunemente el dinero de aquel pasaje.
¿Qué tal si de repente este caso no fuera una excepción? ¿Qué tal si descubrimos una inequívoca tendencia a tratársenos como los nuevos apestados, los venidos a menos a donde quiera que vayamos?
Hoy fueron Israel, Lázaro y Gerardo, mañana podría ser cualquier otro cubano, incluido yo por supuesto, pues como consecuencia de la brutal realidad que vivimos y de la indolencia de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores podríamos estar condenados a ser vistos como parias, como aquellos que podemos ser “bienvenidos” en el marco de misiones de trabajo, pero que luego somos sospechosamente relegados si decidimos viajar a esos mismos países por voluntad propia, precisamente nosotros, los hijos de la misma tierra de aquel que afirmó, algo que de seguro desconocen aquellos corruptos de la Aduana guatemalteca, que patria es humanidad.
NOTA: Toda referencia a lo sucedido en la Aduana de Guatemala fue hecha a Ciudadano Cero por Israel Reinoso Valdés. El autor de este artículo no fue testigo de estos hechos.
(Publicado en el blog Ciudadano Cero)
Puede que estas embajadas sólo ejerzan el derecho soberano de cada estado a decidir quién entra en su territorio y bajo qué condiciones se le permite, pero hay historias que son tan ilustrativas que hacen sospechar que dentro de este palo también pudiera haber comején y para ilustrar lo que digo narro aquí, a grandes rasgos, el testimonio que refiere Israel Reinoso Valdés, ciudadano cubano residente en Guanajay, Provincia Artemisa.
Resulta que Israel, junto a Lázaro Gonzáles Alonso y Gerardo García Álvarez –ambos también cubanos y residentes en los municipios Guanajay y Mariel respectivamente– decidieron solicitar visa ante la embajada de Guatemala en el mes de enero de 2013. Los tres jóvenes cumplieron con todos y cada uno de los requisitos exigidos en dicha embajada y en consecuencia a todos les fue expedida la visa de turismo según el procedimiento corriente –Israel con visa No. 1704909. Los tres reservaron pasajes para el pasado 6 de febrero por el precio de $599.00 CUC, y volaron a Guatemala con TACA en el vuelo TA451, que partió de La Habana a las 16:55 horas y que arribó a su destino el mismo día a las 20:20, hora local.
Refiere Israel que una vez en aquel aeropuerto fueron interferidos por el Jefe del Grupo de Inmigración José Canisa Valenciaga, que en un intento de extorsión exigió a cada uno la suma de $1200.00 USD, que se le debían hacer llegar mediante un intermediario, si querían pasar de la Aduana o, en caso contrario, serían deportados a Cuba.
Habiéndose negado, los tres cubanos fueron detenidos durante más de 10 horas, fueron incomunicados cual criminales y no se les permitió usar siquiera el servicio sanitario ni realizar una llamada telefónica a su consulado. Los tres jóvenes fueron efectivamente deportados a Cuba el 7 de febrero, 7:00 AM, hora local.
Al día siguiente entregaron un primer documento de queja ante el MINREX, donde exponían los detalles esenciales de las vejaciones cometidas contra ellos por parte de la autoridad guatemalteca. Pasado más de un mes sin recibir respuesta, Israel entrega una segunda queja ante el MINREX y después haría varias visitas más y múltiples llamadas telefónicas, todo infructuosamente.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba (MINREX) está en la obligación legal, moral y ética de representar a sus ciudadanos en todo país que cuente con un consulado cubano y de velar por sus derechos, según queda certificado en cada pasaporte cubano que se expide. Absolutamente nada justifica que el MINREX se desentienda de las humillaciones, abusos y arbitrariedades a que haya sido o pueda ser sometido un ciudadano cubano por parte cualquier autoridad en el extranjero.
Cierto es que la entrada definitiva a un país puede estar sometida a la consideración discrecional de la autoridad aduanera o de inmigración, pero aquí estamos ante el caso de ciudadanos que cumplieron rigurosamente con todos los requisitos exigidos por el Consulado de Guatemala en La Habana, que en virtud de esto les fue emitida una visa que les daba derecho legal a entrar a ese país y que en correspondencia presentaron todos los documentos en forma cuando se les fue solicitado por la autoridad pertinente, pero esto no bastó para evitar que fueran víctimas de semejante arbitrariedad.
Existen normas, mecanismos internacionales y herramientas que pueden esgrimirse para solucionar casos como este, en el que es evidente que tres cubanos fueron víctimas de un atropello, pues a nadie en su sano juicio se le ocurriría pagar cientos de dólares por un pasaje y volar a miles de kilómetros nada más que para tomarse un vaso de agua y retornar al día siguiente sin atravesar siquiera las puertas de la aduana.
Es indiscutible que aquí se sometió a tres ciudadanos cubanos a una tremenda humillación, que fueron víctimas de un intento de extorsión y de un innegable abuso de poder por parte de funcionarios corruptos.
Cuba mantiene relaciones consulares y diplomáticas con la República de Guatemala y el MINREX tiene una embajada en ese país, por lo tanto cuenta con los recursos necesarios para interponer ante las autoridades competentes –de Guatemala o de cualquier otro país– las reclamaciones necesarias ante casos semejantes en que se consideren vulnerados nuestros derechos.
Si así no fuera, entonces ¿de qué nos sirven los 100 CUC –el salario promedio de seis meses de trabajo– que se nos cobra por la obtención de nuestro pasaporte, que presuntamente acredita que, estemos donde estemos, nos mantenemos al amparo del Gobierno cubano? ¿O acaso sólo contamos a la hora de llenar las plazas durante los grandiosos desfiles y no a la hora en que precisamos de ayuda fuera de nuestra tierra ante un funcionario déspota? ¿Será que se nos dejará siempre en tal estado de indefensión cuando decidamos salir de este país en el que, sin embargo, se trata al extranjero con guantes de seda?
Dudo muchísimo que la contraparte se quede de brazos cruzados en caso de darse una situación similar en la que fuera víctima en La Habana un ciudadano alemán, francés, norteamericano, o de cualquier país cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores se respete.
El MINREX, portavoz del Gobierno cubano ante el mundo, debe estar a la altura de lo que este momento demanda y por tanto es inaceptable que se nos abandone de este modo tan burdo –jamás en este caso debió ser tan moroso al emitir su respuesta final casi 5 meses después de formulada la queja, y esto aceptando tácitamente que los jóvenes “…no llenaban los requisitos establecidos por la Ley de Migración…” cuando en realidad cumplían con cada requisito exigido por el Consulado guatemalteco. De más queda decir que los tres jóvenes perdieron impunemente el dinero de aquel pasaje.
¿Qué tal si de repente este caso no fuera una excepción? ¿Qué tal si descubrimos una inequívoca tendencia a tratársenos como los nuevos apestados, los venidos a menos a donde quiera que vayamos?
Hoy fueron Israel, Lázaro y Gerardo, mañana podría ser cualquier otro cubano, incluido yo por supuesto, pues como consecuencia de la brutal realidad que vivimos y de la indolencia de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores podríamos estar condenados a ser vistos como parias, como aquellos que podemos ser “bienvenidos” en el marco de misiones de trabajo, pero que luego somos sospechosamente relegados si decidimos viajar a esos mismos países por voluntad propia, precisamente nosotros, los hijos de la misma tierra de aquel que afirmó, algo que de seguro desconocen aquellos corruptos de la Aduana guatemalteca, que patria es humanidad.
NOTA: Toda referencia a lo sucedido en la Aduana de Guatemala fue hecha a Ciudadano Cero por Israel Reinoso Valdés. El autor de este artículo no fue testigo de estos hechos.
(Publicado en el blog Ciudadano Cero)