Casi un año le tomó a Onelia Alonso llegar a la frontera con Estados Unidos en una travesía que inició en Trinidad y Tobago en marzo de 2019, pero la odisea no termina. La incertidumbre la agobia -asegura- cuando piensa en lo que aún tiene por delante.
En la localidad de Reynosa, estado mexicano de Tamaulipas, frontera con McAllen, en Texas, Onelia y su hermano Carlos han sido acogidos por una familia que le provee techo y comida.
“Me parece increíble estar aquí”, fueron las primeras palabras de la mujer ex miembro de la agrupación femenina Damas de Blanco en la región de Santa Clara, y del Frente Antitotalitario Unido (FANTU), que dirige Guillermo Fariñas.
“Caminamos unos 80 kilómetros desde Nuevo León por carretera. Los guardias mexicanos fueron amables, nos daban agua y ánimo. Tuvimos suerte quizá porque éramos solo dos y se dice que el migrante en marcha no se puede detener”, dijo Carlos, que sufre desde hace algunos años una cardiopatía.
Al llegar a la frontera fueron a la Casa del Migrante "Senda de Vida", que por más de 20 años ha servido de refugio a los extranjeros que llegan a Reynosa con miras a cruzar al lado estadounidense.
“En cuanto me enteré que habían llegado, pues me fui a conocerlos y les lleve alguna ropa”, dijo Yoandri Bolaños, un cubano que dirige el grupo "Canal del Exilio Cubano" y que más tarde fue quien los contactó con la familia que les abrió las puertas de su casa.
Los hermanos pasaron dos años en Trinidad y Tobago, y ahí obtuvieron el estatus de refugiados concedido por la Agencia de Naciones Unidas ACNUR, que tomó en cuenta su historial de activistas y las amenazas que -según denunciaron- habían recibido de parte de la Seguridad del Estado, y por las que aseguran tuvieron que abandonar Cuba en 2017.
En la nación suramericana se cansaron de esperar el reasentamiento, y en marzo pasado se lanzaron a la conquista de lo desconocido junto con otros 15 paisanos.
En lancha llegaron a Venezuela, navegaron por el Orinoco. Después vino Colombia hasta llegar a la boca de la selva del Darién, en la frontera colombo-panameña.
Las autoridades del país istmeño no le permitieron el ingreso y después de 2 meses fueron enviados de regreso a los límites entre Colombia con Venezuela. Allí estuvieron en un campamento para refugiados y luego se fueron a Medellín.
Con la salud quebrantada, Onelia tuvo fuerzas para replantear el destino y emprender la ruta nuevamente en busca de Centroamérica. Cuenta de al menos un secuestro, del cual salió ilesa, de atropellos y asaltos. Fue testigo de la muerte de migrantes, de niños africanos que quedaron huérfanos en la selva. En fin, que ha vivido para contar.
En Reynosa, espera que con la constancia que la acredita como refugiada de la ONU no tenga que esperar para entregarse a las autoridades migratorias de EEUU, como lo hacen en una cola que dura meses el resto de los migrantes, y que el documento de la ONU facilite la entrada al país.
Sin embargo, abogados consultados por Radio Televisión Martí coincidieron en que la constancia de refugiado de la ONU, lejos de ayudar, podría ser perjudicial.
“Si usted ha recibido protección de la ONU en otro país quiere decir que no puede ser deportado y como refugiado debe esperar que el organismo internacional lo reubique en un tercer país”, dijo el letrado especialista en temas migratorios, Wilfredo Allen.
El también abogado, Alejandro Vázquez, recordó que EEUU es signatario desde 1968 del Protocolo de la ONU que rige el tratamiento de las personas que huyen de sus naciones por persecución y contiene apartados que han sido incorporados a las leyes estadounidenses de inmigración.
“En el supuesto caso de que una persona haya recibido con anterioridad el estatus de refugiado, una nueva solicitud de asilo en EEUU sería cuesta arriba, pues habría que demostrar un cambio de circunstancias que demuestren que el país donde recibió la protección no garantiza las obligaciones contenidas en el protocolo de asilo del cual ese país es signatario”, precisó el abogado
En un informe sobre expatriaciones forzosas, presentado en junio de 2019 y enviado a Naciones Unidas, Cuban Prisioners Defenders incluye testimonios de cubanos que se han visto obligados a emigrar. Entre los nombres que menciona el documento aparece el de Onelia Alonso.
“Le pido al presidente Donald Trump que tome en cuenta nuestro sacrificio y como gesto de buena voluntad reciba a los cubanos en EEUU. En los próximos días iremos a entregarnos, ojalá y la suerte nos acompañe”, concluyó Onelia.
