Venezuela comenzó en enero a importar crudo Urales para abastecer a las refinerías cubanas, gastando casi 400 millones de dólares en compras para su aliado socialista.
Tras una pausa de ocho meses, la petrolera venezolana reanudó en marzo la exportación de crudo Mesa 30 a Cuba, con entre 850.000 barriles y 1.4 millones de barriles por mes.