El contratista estadounidense Alan Gross, que cumple en Cuba 15 años de cárcel por ayudar a las comunidades judías de la isla a conectarse a Internet satelital, recibió el martes la visita de su esposa, Judy Gross, después de que el Gobierno de Raúl Castro le negara el permiso para acudir al funeral de su madre.
Evelyn Gross falleció la semana pasada en Texas tras una larga lucha contra el cáncer.
Judy Gross y el abogado de Alan declinaron hablar a su llegada al aeropuerto de La Habana con un corresponsal de la cadena CNN, y abordaron un autobús proporcionado por el gobierno cubano.
En una declaración que citan varios medios de prensa acreditados en Cuba Judy dijo que le preocupa que él pueda "hacer algo drástico ahora que su madre ha desaparecido".
Alan Gross inició una huelga de hambre en abril para presionar a Estados Unidos y Cuba a concretar un acuerdo para ponerlo en libertad. Puso fin a su protesta a pedido de su madre.
Scott Gilbert es el abogado de la familia Gross. Dijo el miércoles en su declaración que "Alan planea poner fin a su vida en un esfuerzo por terminar con su agonía".
El Departamento de Estado de EEUU solicitó la semana pasada a Cuba un permiso para el ex contratista, de forma que pudiera viajar a Estados Unidos para despedirse de su progenitora. Gross había prometido regresar después a su celda en el Hospital Militar de La Habana. "Es una tragedia que no pueda estar junto al lecho de su madre", lamentó el portavoz, Jen Psaki.
A través de la encargada de Estados Unidos en su cancillería, Josefina Vidal, el Gobierno de Cuba, expresó “sentidas condolencias" por la muerte de madre de Alan Gross y vinculó la liberación del trabajador internacionalista a la búsqueda de lo que describió como "una solución aceptable", tanto para Gross como para los tres espías cubanos de la Red Avispa que siguen cumpliendo sus condenas en EEUU.
La funcionaria aseguró que "ni el sistema penitenciario cubano ni el norteamericano contemplan la posibilidad de que los sancionados internos viajen al exterior, cualesquiera que sean los motivos que se aleguen".
A uno de los espías cubanos, René González, las autoridades estadounidenses le permitieron viajar a Cuba en dos oportunidades mientras estaba cumpliendo tres años de libertad condicional, tras extinguir su sentencia de 15 años.
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