El opositor Geordanis Muñoz Guerrero, de 35 años de edad y miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue liberado en la mañana de este miércoles en la localidad de Mella, Santiago de Cuba, luego de cumplir 1 año y seis meses de cárcel por el impago de multas.
Geordanis y su hermano Adael Muñoz, de 42 años, fueron encarcelados en agosto de 2016 por negarse a pagar multas que ascendían a 10 y 14 mil pesos en moneda nacional respectivamente, impuestas cuando aparecieron varios grafitis contra el régimen castrista en el municipio Palma Soriano, de la provincia oriental.
El 21 de octubre ambos opositores fueron llevados al Tribunal municipal para un juicio sumario en el que no tuvieron acceso a un abogado defensor.
“Les realizaron el juicio, un juicio amañado, montado por la Seguridad del Estado”, denunció entonces la esposa de Geordanis Muñoz, Yenisei Jiménez Reina.
Geordanis cumplió su condena en las prisiones Mar Verde, Boniato y La Caoba en las que fue golpeado en numerosas ocasiones, una de ellas fue agredido por un oficial de la Seguridad del Estado y otras por presos comunes, integrantes del tenebroso Consejo de Reclusos.
Acallar un voz discordante
Este miércoles, tras su salida de prisión, Geordanis Muñoz concedió una entrevista a Martí Noticias sobre estos temas, las terribles condiciones de la vida en prisión y la violencia a que son sometidos los reclusos comunes, bajo total anuencia de la sección de Orden Interior.
Desde su casa en Rancho Grande en Palma Soriano, el coordinador de la célula “Pedro Meurice Estiú”, de UNPACU declaró: “Me siento orgulloso de salir de ese lugar, donde injustamente estuve por dieciocho meses”.
El opositor denunció la forma en que fue llevado a prisión tras un juicio sumario preparado de antemano: “Debido al activismo que uno viene desempeñando en las calles, ellos multan a uno (por) un cartel, unas octavillas, cualquier cosa que se parezca a activismo prodemocrático, ellos multan a uno. Saben que de mano de uno no va a pagar esa multa, entonces le hacen un expediente que luego envían a la Oficina de Pago y Control de Multas y encausan a uno”.
Seguridad del Estado: manos libres para infringir la ley
¿Cómo es posible que al oficial de Seguridad del Estado Dainier Suárez Pagán le permitan pasar a un penal a golpear a un preso, bajo custodia del establecimiento penitenciario?, se pregunta el activista.
“En el mes de octubre (2016) para el día 20 en adelante. Sucedió por las denuncias que yo venía haciendo sobre las condiciones de vida que tenían los reclusos allí en aquella prisión, la alimentación, el tratamiento médico, entonces fueron allá con el objetivo de que yo desistiera del trabajo que estaba realizando”, indica Muñoz.
Pagán se sirvió de otros oficiales, quienes lo esposaron en una oficina de la cárcel para golpearlo. “Me esposaron a la espalda y me golpearon. Comienzan a amenazarme a decirme lo que me iba a suceder hasta que llegó el momento en que se les fue de control la situación y él me empieza a golpear”.
Las otras golpizas ocurrieron 13 y 21 de abril de 2017 en la prisión de Boniato, en la 5ta sección. “Para nadie es un secreto que hoy en Cuba todo está predicho por ellos (la Seguridad). Ellos son los que mandan”.
Según explicó, aunque cumplía por primera vez una condena en prisión, fue encerrado junto a un destacamento de multireincidentes, “ese destacamento lo tienen allí para golpear a los opositores, yo no era el primero que iba a pasar por esa prueba”.
Muñoz dijo que siete reos, integrantes del denominado Consejo de Reclusos lo golpearon sin que mediara la intervención de las autoridades.
“La Seguridad del Estado volvió a mandar al del Consejo para que me volviera a agredir y esa fue la segunda golpiza, donde me fracturan una costilla, me hinchan un ojo…”.
“Todos vienen teniendo la misma conducta, son hombres violentos. A ellos los escogen los oficiales de orden interior en la prisión, son los que los autorizan a que den las golpizas que ellos propinan, no solo a los presos políticos, sino también a presos comunes”, relata Guerrero.
Mientras no están en el ajuste de cuentas, explica Geordanis, se dedican a fomentar las actividades recreativas, organizar pabellones, visitas, la limpieza y la alimentación de los reos.
Atención médica
“Si aquí en la calle los problemas se vuelven graves, imagine usted en las prisiones”, asevera el opositor.
“Un interno, cuando tiene que hacerse un tratamiento con un especialista por cualquier tipo de violencia, pasan meses, y posiblemente pasen años para que ese problema se resuelva, es a toda calma, cuando ellos (los que dirigen) entiendan”.
“Lo bajan al puesto médico, a puro dolor, y lo inyectan con cualquier calmante por un dolor de muelas y eso sigue estirándose hasta que a veces los problemas se vuelven graves”.
“Tuve la amarga experiencia de ver a alguno morir por falta de atención médica. En Mar verde, el mismo mes de diciembre, de 2016. El hombre tomaba sicofármacos porque padecía de ataques epilépticos. El medicamento que le mandaban era Carbamazepina y en esos momentos estaba en baja (falta) en el penal y el 2 de diciembre falleció, se llamaba Primitivo Sánchez González”, concluyó.
Corrupción a la carta
“Los oficiales de control interno están corruptos totalmente, por ejemplo, mantengo la disciplina que se requiere para obtener un pabellón (conyugal), entonces hay otro recluso que tiene cinco dólares y puede que él vaya primero que yo al pabellón”.
“Hay un caso que tuvo repercusión en 2016 y parte de 2017 en Boniato… oficiales que ‘explotaron’ porque vendían pabellones, instrucciones #4, que son beneficios que se les otorgan a los reclusos para salir a la Mínima (Mínima severidad) a trabajar”.
“Todo eso se vendía. Yo, con disciplina quizás no lo consiguiese y uno que sí tenía recursos sí lo podía conseguir”, finalizó.
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