Violaciones, malos manejos, corrupción y descontrol llevaron al cierre de El Trigal, primer mercado mayorista de productos agropecuarios que autorizó Cuba en más de medio siglo.
El centro fue creado en 2013 con la intención de abastecer a cuentapropistas con frutas, hortalizas, viandas y granos. También podían comprar allí hospitales, escuelas y centros laborales. Los precios estaban determinados por el nivel de oferta y demanda.
La medida fue anunciada en el Noticiero Nacional de Televisión por el vicepresidente del Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, Luis Carlos Góngora quien considera que el centro comercial no cumplió “las misiones”.
El Trigal, propiedad de una cooperativa de diez socios, recibía mercancía directamente de los productores de las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque, Isla de la Juventud o Guantánamo.
En enero de 2016 la prensa cubana entrevistó a un comerciante sobre El Trigal: "la cooperativa mía no tiene nada que hacer en el Trigal, ni lo tuvo cuando empezó, ni lo tiene ahora. Ese establecimiento dejó de ser hace un tiempo para lo que fue creado y se ha convertido en un antro de perdición en todos los aspectos. Los precios son abusivos, es hoy por hoy un negocio de muchos cuentapropistas para enriquecerse y donde se desvían las producciones para otros destinos que no son los recomendables".
Hace poco más de medio siglo en la ciudad de La Habana, existían cuatro mercados agropecuarios de venta al por mayor que se abastecían de la producción agrícola de varias provincias del país. Al mismo tiempo las principales ciudades del país, tenían uno o más mercados agropecuarios, que desaparecieron cuando la revolución eliminó la propiedad privada en Cuba.