Un grupo de cubanos se reunió este martes frente a la Embajada de La Habana en Washington para conmemorar el segundo aniversario de las protestas del 11 de julio, leyendo los nombres de los presos políticos y orando por ellos.
Los asistentes a la vigilia también recordaron otros dos acontecimientos ocurridos en julio: el hundimiento del remolcador 13 de marzo en 1994 y la muerte de los activistas Oswaldo Payá y Harold Cepero en el 2012.
“Hemos estado haciendo nuestras protestas en el mes de julio hace tiempo. Ahora lo estamos haciendo el día 11 para reconocer la valentía del pueblo cubano y también denunciar la represión y el carácter asesino del régimen”, declaró a Martí Noticias el director del Centro para una Cuba Libre, John Suárez.
Por su parte, la activista Rosa María Payá, directora de Cuba Decide, habló de las acciones que pudiera tomar el gobierno de Estados Unidos para que aquellos que son responsables de represión o corrupción en Cuba sean llamados a rendir cuentas.
“Significa dejar de darle concesiones a la dictadura, dejar de ponerle excusas a las conversaciones migratorias para viajar a Cuba y dejar sentarse a la mesa con los dictadores y negociar, dejar de deportar hacia la isla a cubanos inocentes que escapan del terror”, declaró la activista.
Añadió que Estados Unidos podría liderar un esfuerzo internacional para denunciar legitimidad del régimen, y para apoyar el derecho a decidir del pueblo cubano; podría usar completamente las Ley Magnitsky para sancionar a funcionarios cubanos, incluyendo a jueces que han mandado a prisión a menores de edad; podría garantizar que cualquier ayuda o comercio dirigido a la isla sea directamente entregado en las manos de los ciudadanos cubanos y no a través de los militares, y pudiera dar Internet sin censura al pueblo cubano que, según dijo, “requiere solamente la voluntad política”.
Payá opinó que eliminar una amenaza tan grande como es la dictadura cubana, que sirve de entrada a los mayores enemigos de la democracia desde China, Rusia o Irán, no sólo le conviene a Estados Unidos sino que “significa tenderle la mano al pueblo cubano en su demanda de libertad y democracia”.