“Vi como cambiaron los alemanes que gritaban ¡Viva Honecker!”

"Locos y Bajitos", un espacio para niños y familias a cargo del escritor cubano Andrés Pi Andreu (fotos del autor)

Andrés Pi Andreu es escritor y desarrollador de programas educativos. Obtuvo un premio de la editorial Planeta y, desde Miami, escribe para que lo lean en Cuba. Tiene una peña mensual en el Centro Cultural Español.

Al escritor y promotor cultural Andrés Pi Andreu lo encontramos el pasado fin de semana en su peña Locos y Bajitos, en el Centro Cultural Español de Miami. Era una mañana clara y fresca; lo segundo casi imposible en una de las ciudades más tórridas del planeta.

Luego de trotar mundos, publicar obras para niños en varios formatos y obtener en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil de su país, Pi Andreu se amarró a esta ciudad como ha hecho la mayoría de los cubanos que marcharon de la isla en las circunstancias inverosímiles.

En el caso de él, tuvo que esperar 13 años para salir, luego de haber vivido en Alemania (del este) y ver la caída del Muro de Berlín. En su casa de La Habana guarda trozos del muro que durante largos años separó a un país en dos. Con premios importantes (tiene un Planeta, por ejemplo), Pi Andreu forma parte de una generación muy poco comprometida con el proyecto político comunista de la isla, como sí lo fue la anterior. A sus 47 años, tiene la familia y el corazón divididos. Escribe en Miami –o donde se pueda- y publica, además, en Cuba, donde lo leen a pesar de ser un “desafecto” de la “revolución”.

Según pudimos conocer de primera mano, todo en su vida ha sido intenso. Su nombre y apellidos son intensos: dos veces Andrés. Porque Andreu significa eso mismo en catalán, de donde, a todas luces, vienen sus antepasados. Pi significa pino; también intenso y vital. En su familia casi todos han sido escritores o editores, o ambas cosas a la vez. Comenzando por su tía abuela. ¿Quién no recuerda a Dora Alonso?

Publica en Cuba y dona los derechos para la literatura infantil allí, nos dijo. “Los niños no tienen la culpa de que uno viva fuera”. Publica en Gente Nueva, con la ayuda del escritor y editor Enrique Pérez Díaz, ahora con la Colección Veintiuno, que es un repertorio importante de literatura contemporánea cubana.

Con la novela 274 (la escribió en 2009) acaba de ganar la Medalla de Oro del Florida Book Awards, correspondiente al 2015. La publicó la editorial colombiana Panamericana “bajo una edición espectacular. Es un libro muy cubano, muy emigrante, toca la emigración desde el punto de vista de los niños, algo que es muy común en el mundo”, dice Andrés.

“La escribí para adultos que disfrutan historias de jóvenes, para que se la leyeran a sus niños. Es como cuando los cubanos, una vez fuera de Cuba, compramos un juguete para nuestro hijo, pero en realidad nos lo compramos para nosotros mismos”.

“Es como yo pude escribir sobre mi ida de Cuba, sobre mi proceso de emigrante, sin tener que sacar todo el dolor, pues no quería eso. Quería hacerlo desde la inocencia. Este libro está publicado en Cuba (Gente Nueva) y se lee en Cuba.

¿Cuántos libros tienes en total?

-Unos 28 libros publicados en diversos formatos, pero dentro de dos meses serán más. Una editorial norteamericana me pidió hacer 150 libros de pequeño formato con microhistorias; cada una de ellas es un libro en español. Es para el proyecto educativo de Benchmark, que es una editorial grande norteamericana. Hay más de 20 ilustradores trabajando en este proyecto.

¿Cómo fue lo del premio de Planeta?

-Fue el premio Apel les Mestres, de la editorial Destino, que es la editorial infantil de Planeta. Fue en el 2009 con La ventana infinita. El libro luego se repartió en los hospitales de España el día de Sant Jordi de 2010. Antena 3 compró 10.000 ejemplares y los llevó a los hospitales de España.

¿Te hiciste famoso?

-Creo que no, no soy alguien mediático; hago todas las cosas como puedo –la peña del Centro Cultural Español, por ejemplo-, y muchos me han criticado diciéndome que no me promuevo lo suficiente.

¿Qué estudiaste en Alemania?

-Física Nuclear, aunque no llegué a graduarme. Estuve hasta que se cayó el muro, hasta el 90, y después regresé a Cuba, no porque se haya caído el muro, sino porque me enteré de que mi madre estaba enferma. Resultó que no era así (me mintieron) y después estuve 13 años tratando de irme de Cuba y no lo logré hasta un día…

¿Qué impresión te causó la caída del “Telón de Acero”?

-Yo viví allí antes, durante y después de la caída del Muro de Berlín. Vi a los alemanes que gritaban “’¡Viva Honecker!”, luego a los que decían: “esto no está muy bien, vamos a hacer reformas”, y también a los que aseguraron: “vamos a tumbar el muro. Honecker no sirve para nada”.

-Viví como una especie de laboratorio de dos años, lo que yo quería que pasara en mi país, y también me di cuenta de que nunca iba a pasar así. Alemania era un gobierno importado por los rusos y Cuba venía de una revolución interna. Además de que estos países de la órbita soviética tenían fronteras y nuestro país no.

¿Cómo va a ser el cambio en Cuba? ¿Va a ser violento?

-Lo primero que debería pasar es que el pueblo deje de ser cómplice, que las fuerzas vivas dejen de ser cómplice. Donar mis libros es una forma de colaborar con esta idea. Cuando estuve en Cuba me metí en problemas. Yo fui uno de los 9 estudiantes que firmaron una carta en el año 1989 preguntando por qué en Cuba pasaban estas cosas que pasan todavía.

¿La Física Nuclear es un capítulo inconcluso en tu vida?

-Después estudié Física en la Universidad de La Habana. Llegué hasta quinto año. Empecé a escribir tarde, a los 30. Yo soy físico, claro; tengo mi relación de notas, pero no tengo el diploma.

¿Entonces como qué te ubicamos, como qué te presentamos?

-Definitivamente soy escritor, editor y desarrollador de programas educativos. Ah, también soy licenciado de Educación, mediante un programa exprés en que crearon en 1998. Pero aquí estoy, trabajando para los niños.

La peña Locos y Bajitos funciona desde abril del 2015; va a cumplir un año. Está concebida para dar el poder a los niños, mediante la pintura, los títeres, la música y la literatura. Centro Cultural Español de Miami (CCE): 1490 Biscayne Blvd, Miami, FL 33132. La entrada es gratuita.