Cuba y México tienen otro punto en común entre sus pueblos con la inscripción binacional del bolero en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
Esta semana, el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó durante su 18ª sesión, celebrada en Kasane, Botsuana, la inscripción de la práctica cultural del bolero en su lista representativa.
La iniciativa fue impulsada por México y Cuba, incluyendo la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Ministerio de Cultura de Cuba, así como autores, compositores, intérpretes, académicos, promotores y seguidores de esta práctica cultural.
El bolero surgió en Cuba a finales del siglo XIX y se extendió por México y otros países de América Latina con sus letras de amor y desamor, así como sus percusiones cadenciosas, guitarras, bajos, pianos, alientos y su característico requinto mexicano que, en conjunto con las voces solitarias o en grupo, lo enriqueció tanto en su país de origen, como en las naciones que lo acogieron como propio.
En sus etapas iniciales el bolero era un género para tríos de guitarra. Luego se fue volviendo más complejo a través de las orquestas tropicales y adquiriendo un refinamiento que lo llevó al gusto de todas las clases sociales y sectores intelectuales, masificándose a través de la radio y la televisión a lo largo del siglo XX y sobreviviendo al XXI.
Fue registrado por primera vez en Cuba en 1883 con la composición "Tristezas" del creador isleño José "Pepe" Sánchez. Su expresión de los sentimientos más íntimos y profundos, como el desamor, la perfidia, la pasión o el olvido, lo convirtió en favorito de estrellas de la música latina, desde Los Panchos pasando por Armando Manzanero, Gloria Estefan, Luis Miguel, Diego El Cigala, Gilberto Santa Rosa y Natalia Lafourcade a Descemer Bueno, Olga Guillot, Elena Burke y Benny Moré "el Bárbaro del Ritmo".
Agustín Lara, Guty Cárdenas, Roberto Cantoral, Consuelo Velázquez, César Portillo de la Luz, Miguel Matamoros e Ignacio Jacinto Villa Fernández "Bola de Nieve" son algunos de sus compositores destacados.
También existe el bolero psicodélico peruano, álbumes como "Bolero Apocalíptico" de los colombianos de Monsieur Periné y fusiones con la música urbana como "TDO" de los colombianos de Piso 21 y "Aquel Nap ZzZz" del puertorriqueño Raw Alejandro.
Los esfuerzos por el reconocimiento del bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial en México se remontan a 2015, para lo cual se creó el Instituto Bolero México y se inscribió en el Inventario Nacional en 2018. En 2021 fue incluido como patrimonio inmaterial de la nación en Cuba.
La inscripción del bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es una herramienta que refuerza la salvaguarda del género musical al fomentar la creación de planes específicos y acciones para su preservación.
Asimismo, contribuye a legitimar estas prácticas como un derecho cultural y una expresión de la diversidad, al tiempo que otorga identidad y cohesión entre las comunidades donde se expresa.
Patrimonio Cultural Inmaterial
El patrimonio cultural inmaterial o “patrimonio vivo” se refiere a las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidos por las comunidades de generación en generación.
El patrimonio inmaterial proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social y genera ingresos económicos. Numerosos saberes tradicionales o autóctonos están integrados, o se pueden integrar, en las políticas sanitarias, la educación o la gestión de los recursos naturales.
La Convención de la UNESCO de 2003 para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial tiene como objetivo la conservación de este frágil patrimonio; también pretende asegurar su viabilidad y optimizar su potencial para el desarrollo sostenible. La UNESCO brinda su apoyo en este ámbito a los Estados Miembros mediante la promoción de la cooperación internacional para la salvaguardia, y estableciendo marcos institucionales y profesionales favorables a la preservación sostenible de este patrimonio vivo.