Son campesinos, opositores a la revolución cubana, pasaron por los pueblos cautivos y están por perder por segunda vez las tierras que les dan de comer a su familia.
Uno de ellos es Osmany Santos Salabarría, que se dedica a la ganadería en Manaca-Iznaga en Trinidad, provincia de Sancti Spíritus.
Según dijo a Martí Noticias, ya tiene los buldóceres apostados a orillas del camino, en una caballería de tierras dedicadas al ganado y de la que hace un año “me quitaron 120 cordeles (un cordel equivale a 0,003 1 de caballería y a 4 458,51 pies cuadrados)”.
Santos Salabarría es miembro de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), dirigida por el expreso político Iván Hernández Carrillo, y cree que su filiación es el verdadero motivo de la medida que están por aplicarle.
Este campesino obtuvo una caballería de tierras en usufructo hace siete años, en contrato firmado a nombre de su esposa, Radeisy Martinó Valera. Este martes habló de las dos fases en que le han arrebatado las tierras trabajadas por él, para rescindirle el contrato.
“El año pasado me quitaron un pedazo de la tierra que teníamos nosotros, buldocearon la cerca (…) para sembrar eucaliptos, me quitaron como 120 cordeles, las vacas (se fueron) para la carretera, fue un caos”, explicó Santos.
A consecuencia de la medida Osmany Santos y su padre, Alcides Santos León, tuvieron que volver a cercar el perímetro de la finca y preparar condiciones para retener el ganado.
El lote de Santos es de 14 reses, de las cuales asegura tener 6 vacas a punto de parir, dos toros, dos novillos y otros animales más.
A un paso del despojo
A principios de este mes de abril, Santos Salabarría fue citado a la Dirección Municipal de la Agricultura. “Me dijeron que me la iban a quitar toda, completa. Ya están los buldóceres allí, -aunque, aclara- no me han tocado la cerca”.
El Decreto-Ley No. 259 sobre la Entrega de tierras ociosas en usufructo, comprende en el Artículo 13 las razones por las que dicho contrato puede ser rescindido, de las que ninguna parece ser el motivo por el que la familia Santos está siendo perjudicada.
a) por solicitud de la entidad usufructuaria al no poder continuar con la utilización racional y sostenible del área; b) por abandono de la actividad productiva en el área objeto de usufructo por más de seis (6) meses; c) por la no utilización racional y sostenible de las tierras; d) por la infracción continuada, previa advertencia, de las medidas de protección y conservación del medio ambiente que debe observar o aplicar; e) revocación por causas de utilidad pública o interés social, expresamente declarada por Resolución del Ministro de la Agricultura o instancias superiores del Gobierno; f) por extinción de la persona jurídica, y; g) por vencimiento del término de concesión.
En documento facilitado a esta publicación por el usufructuario, expedido por Alexis Toledo, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) el mismo certificó que la familia de campesinos en 2016, de un plan de 1.800 litros de leche, produjo 2.105 litros; de 1.620 kg entregaron 1.642 kg de carne, con una ganancia de 28 mil 911 pesos con 50 centavos en moneda nacional.
“Las mismas tierras que quitaron el año pasado y otras que han sembrado ellos, están perdidas. Te las quitan a ti para dejar que se pierdan. El pedazo que me quitaron a mí, lo sembraron de eucaliptos, las matas no nacieron o están chiquitas, perdidas en el aroma (maleza)”, aseguró Santos.
Doble destierro, enviados a los pueblos cautivos
Según el relato de Santos Salabarría y su padre Alcides Santos, la primera tierra la perdieron a mediados de la década de 1960 del pasado siglo.
Eran unos pedazos “obtenidos por el abuelo, un isleño que vino en 1920 de Canarias”, y “comiendo harina y leche" logró hacer los pedacitos de tierra, asevera Santos, quien es reforzado una breve declaración de Alcides Santos enviada por el sindicalista Raúl Zerquera.
La historia de esta familia es similar a la de otras miles que apoyaron las guerrillas anticomunistas que proliferaron en la zona de la antigua provincia de Las Villas.
Alcides Santos, fue acusado de complicidad con los alzados en un juicio colectivo, que se hizo a manera de escarmiento, según les informaron al condenarlos.
“Lo mandaron al destierro a Pinar del Río (al pueblo cautivo) a “Briones Montoto”. Estuvimos (allí) cerca de veinte años. Lo mandaron preso para allá, después que construyeron las viviendas nos enviaron a todos, a mi mamá, mi difunta hermana y yo. Todavía está preso, porque no tiene carta de libertad”, relata el entrevistado.
La familia Santos, del poblado de Manaca-Iznaga, ha tenido que revivir el mito de Sísifo, condenado a subir una piedra hasta la punta de la montaña una y otra vez.
“Vivo de eso, tengo que mantener a mi familia y ahora no hay respuesta, eso es a que pase lo que Dios quiere”, concluye Osmany Santos.
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Esta entrevista contó con la valiosa colaboración del sindicalista independiente Raúl Cerquera Borrel. Siga a Luis Felipe Rojas en @alambradas.