Mucho ha cambiado la visión sobre el “trabajo voluntario”, desde aquellos “gloriosos” días en que fue impuesto a los cubanos e impulsado por Ernesto Guevara.
En la temprana fecha del 3 de abril de 1959, un grupo de “revolucionarios” envió una carta al periódico Hoy donde aseguraban:
“...Hemos organizado una columna de ayuda agraria, compuesta por voluntarios, con el objeto de dedicar los domingos a trabajar gratuitamente en el lugar del campo que se nos designe, por entender que de esa manera estamos demostrando a la reacción nuestra disposición de ayudar a la Revolución con nuestras herramientas de trabajo y con las armas, si es necesario…”
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Sesenta y tres años después, el 3 de abril de 2022, el gobernante Miguel Díaz-Canel, asistió a unas de estas movilizaciones, esta vez convocada por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el municipio Boyeros de la capital del país.
Pero mucho ha cambiado, desde entonces, la opinión de los cubanos:
“Los trabajos voluntarios todavía existen y se sabe, perfectamente, que son con carácter obli-voluntarios. Se siguen emplazando en los centros laborales, las escuelas, pero no hay ya aquellos trabajos voluntarios masivos ni frecuentes”, manifestó el periodista independiente habanero Jorge Enrique Rodríguez.
“El régimen sabe que la motivación del cubano y la circunstancia actual del país no da como para convocar a un trabajo voluntario de absolutamente nada, ni a nivel de barrio ni en centros laborales. Se pueden ver las comunidades urbanas sucias, atestadas de basura, con la yerba crecida, los edificios derruidos. La gente no se anima a limpiar porque conoce, de antemano, cuáles son los resultados”, subrayó.
En las redes sociales y en las webs gubernamentales, varios internautas se arriesgaron a criticar a Díaz-Canel y su séquito de guardaespaldas, periodistas oficiales y dirigentes: “El surco lo desyerbaron una semana antes del evento, una brigada de barrigones sin hacer nada. Solo show mediático de que están haciendo trabajo al lado del pueblo. No se gaste más dinero en ese teatro y si va a trabajar al campo vaya a un lugar donde tengan contenido de trabajo real, gasto de combustible y otros materiales que se podrían destinar a otros problemas de mayor prioridad”, escribió una persona que no se identificó.
Mientras otra exponía con sorna en los comentarios al artículo publicado en Cubadebate: “De ahí, en sus carros, para las confortables casas de ellos. Un buen baño, un brindis, y después un suculento almuerzo. ¡Hay que celebrar el trabajo voluntario!”.
“Efectivamente todavía hay algún loco que quiere citar a trabajo voluntario pero es una pérdida de tiempo por lo que las personas se tornan negativas a realizarlo e incluso tildan al que lo quiera hacer como un oportunista, que quiere aprovecharse, sacar ventaja política, para “limpiarse”, como algún administrador, directivo que quieren inventar eso para quedar bien con los jefes de más arriba”, se burló el comunicador y activista, Niober García Fournier, residente en Guantánamo.
“Ya nadie hable de trabajo voluntario, seriamente, y los trabajadores no quieren saber de eso. Hasta los mismos militantes del Partido Comunista reniegan cuando se toca el tema. Ya ese término no existe en el ideario del cubano, de hasta los mismos miembros del único partido”.
Tras décadas sin ser mentado, en las últimas semanas se han celebrado varias jornadas en la agricultura o limpieza de la ciudad emplazadas por organizaciones de masas.