El serpentinero zurdo de los Medias Blancas de Chicago, el cubanoamericano Carlos Antonio Rodón, alcanzó la inmortalidad en el béisbol de las Grandes Ligas cuando lanzó un juego sin permitir hit ni carrera el miércoles por la noche contra los Indios de Cleveland, 8 carreras por cero.
Hubo 28 al bate y 27 retirados; el único corredor en base para los Indios fue el receptor boricua Roberto Pérez que fue alcanzado por un pelotazo en el pie -producto de un rompimiento bajo y adentro- con un out en el noveno inning, aunque se notó que Pérez no hizo mucho intento por capearse ese pelotazo. Las reglas de MLB estipulan que el bateador tiene que hacer todo lo posible por NO ser golpeado por un lanzamiento.
De todos modos fue una noche mágica para el muchacho nacido y criado en Miami, hijo de padres cubanos, que no tiene los mejores numeritos en su carrera en MLB: 31 victorias, 33 derrotas y alta efectividad de 4.04 carreras limpias por cada 9 innings lanzados. Además ha sufrido varias lesiones devastadoras, entre ellas una reconstrucción de ligamento colateral que le costó año y medio.
Pero ahora Carlos Rodón será para siempre recordado por esta hazaña en una noche helada del 14 de abril; realizó 114 lanzamientos de los cuales 75 fueron strikes. Ponchó a 7 Indios de Cleveland en el juego sin hit ni carrera #20 en la historia de la franquicia de los Medias Blancas de Chicago, equipo fundado hace exactamente 120 años.
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