El pasado viernes 9 de diciembre el diario Granma publicó una inusual nota oficial del Ministerio del Interior acerca de un fallido intento de salida ilegal del país que transcurrió por varios días en el litoral norte de las provincias habaneras.
Digo inusual porque la política habitual del gobierno y de sus medios ha sido no informar acerca de estos intentos desesperados por salir del país en cualquier cosa, de “montarse en algo”, como suelen decir los jóvenes en los últimos años.
Citando datos de las agencias de seguridad interna de Estados Unidos, el Nuevo Herald informó a principios de octubre que, revirtiendo una tendencia a la baja de tres años, la cifra de cubanos indocumentados que fueron interceptados en el mar o llegaron a las costas estadounidenses se elevó en más del doble en el año fiscal transcurrido de octubre del 2010 a septiembre del 2011, con unos mil 700. En el año fiscal 2010 la cifra había sido de 831.
Las intercepciones de la Guardia Costera estadounidense se elevaron en el mismo período de 422 a MIL y los desembarcos en las costas de Estados Unidos, de 409 a casi 700. Figuras del exilio y la sociedad civil de la isla entrevistadas por El Herald coincidieron entonces en que el incremento se debió al empeoramiento de la situación económica en la isla
Pero, conociendo la política de repatriaciones acordada entre los dos países, la mayoría de las salidas ilegales de Cuba en los últimos años han tenido lugar por la costa sur, buscando llegar a Centroamérica y después a la frontera Estados Unidos-México. Eso lo confirmaba el reportaje del Herald: “Mientras tanto –decía el diario-- las llegadas a los puntos fronterizos estadounidenses –casi todas a la frontera con México– apenas cambiaron, de 6 mil 219, a 6 mil 300.
Esta tendencia de los cubanos a votar con los pies suele ser considerada mala propaganda para el gobierno, y como decía al principio, suele ser ignorada. He aquí que el día 9, víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos y coincidiendo con la partida de Cayo Hueso de una flotilla organizada por el Movimiento Democracia y que llegaría tan cerca de las costas de La Habana como para lanzar fuegos artificiales visibles desde el Malecón, Granma se aparece con esta extraña nota del MININT enfocada justamente, en un trágico caso de salida ilegal por el litoral norte de las provincias habaneras.
Los redactores al parecer no se preocuparon demasiado por el rigor de los detalles. Nuestro colega Joan Antoni Guerrero transcribió en su blog Punt de Vista el dantesco relato de una testigo cuya grabación colgó en la web Háblalo sin miedo la líder opositora Martha Beatriz Roque.
Se trata --dice Joan Antoni-- de un testimonio que contradice la nota de Granma, donde se informa de la muerte de cinco balseros que viajaban en una embarcación junto a otras 18 personas.
Según el relato de esta balsera que sobrevivió, la embarcación con 27 personas a bordo salió el jueves 1ro de diciembre con el objetivo de llegar a las costas de Estados Unidos. En el golfo, el GPS con el que se orientaban se bloqueó y emprendieron el viaje de regreso, también porque el bote se viró, pero nadie murió en ese momento.
Una pasajera empezó a sentirse mal. Un veterinario que viajaba en la embarcación le hizo respiración boca a boca, pero no pudo reanimarla y falleció al amanecer, de sábado para domingo. El domingo por la noche, ante el estado de descomposición que presentaba el cadáver, los balseros decidieron lanzarlo al mar.
Otros dos muchachos de los que iban en la embarcación empezaron luego a delirar, darse golpes y morder a los otros. Uno de ellos viajaba con su tío, que pidió que lo amarraran. El joven, de nombre Dayron, murió el lunes. También fallecieron posteriormente otros dos muchachos, Adrián y Calixto. Los balseros también decidieron lanzar sus cuerpos al mar.
Otro de los hombres, Lazarito, falleció ya cerca de las costas cubanas. Dos jóvenes más estarían desaparecidos después de que se lanzaran al mar para llegar nadando a Cuba cuando estaban cerca de la costa. Finalmente otros dos hombres habrían fallecido al golpearse contra los arrecifes en la costa.
Pero estas tragedias han venido afectando por años a miles de familias cubanas y la prensa oficial nunca lo ha informado. A no ser para enviarlos a prisión, la suerte de aquellos pobres cubanos que prefieren enfrentarse a los tiburones que a la Seguridad del Estado nunca le ha interesado al gobierno de los hermanos Castro, el mismo que en 1994, ante el peligro de una revuelta popular, abrió las costas para que se largaran del país montados en cualquier cosa decenas de miles de descontentos; muchos nunca llegaron a los guardacostas americanos apostados a unos 20 kilómetros de la línea costera cubana.
Mucho menos le ha interesado a este gobierno gastar combustible en la recuperación de los restos humanos. Los de los muertos del remolcador 13 de marzo, por ejemplo, siguen 16 años después en el fondo del mar. Sin embargo, coincidiendo con el acercamiento de la la flotilla a las costas de la isla, el Granma se aparecía con esa nota del MINIINT, que dejaba caer este párrafo clave:
“Grupos combinados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior realizan una intensa búsqueda aérea en el mar y por el litoral costero norte, de posibles sobrevivientes y de los cuerpos de los fallecidos en este lamentable suceso”.
Usted que quizás está acostumbrado a leer el Granma entre líneas, no sé si estará de acuerdo con mi traducción: “Ni te tires, que eres out por regla”. Para los Castro hay cierta diferencia entre que miles se pierdan en el mar y nadie se entere, y que medios internacionales publiquen titulares como éste: “Flotilla exiliada recoge en alta mar a cientos de balseros cubanos”.