Los cientos de miles de uigures sometidos por China a detención, trabajo forzado y supresión cultural subrayan la urgencia de una acción global, dijeron los panelistas en una conferencia interreligiosa de dos días sobre cómo frenar el genocidio uigur, organizada por la Fundación Elie Wiesel para la Humanidad, que concluyó el jueves en la ciudad de Nueva York.
Sobrevivientes, expertos, líderes religiosos y activistas participaron en paneles para discutir la situación de los uigures y pidieron a los gobiernos que promuevan políticas pro-uigures y presionen a las empresas que se benefician del trabajo forzoso uigur, según el sitio web de la fundación.
Se estima que 1,8 millones de uigures, en su mayoría musulmanes, y otros grupos étnicos túrquicos han pasado por campos de "reeducación" en Xinjiang, en el extremo noroeste de China, como parte de un esfuerzo más amplio de Beijing para acabar con los uigures junto con su cultura, idioma y religión. Algunos de los detenidos han sido sometidos a torturas, violaciones y abusos psicológicos.
Estas acciones y políticas, dicen Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, equivalen a genocidio y crímenes de lesa humanidad contra los 11 millones de uigures.
China niega los abusos contra los derechos humanos y dice que los campamentos eran centros de formación profesional y que desde entonces han sido cerrados. Las restricciones impuestas a los uigures son para contrarrestar el extremismo religioso y el terrorismo, según Beijing.
Los diplomáticos occidentales han planteado el tema del genocidio uigur "directa y contundentemente" a funcionarios chinos, dijo a Radio Asia Libre (RFA), Ellen Germain, enviada especial para asuntos del Holocausto en el Departamento de Estado de EEUU y oradora del panel.
Además, la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur de 2021 y la Ley de Prevención del Genocidio y Atrocidades Elie Wiesel de 2018, exigen que el gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional, entre otros, tomen medidas que impongan consecuencias a quienes cometan genocidio u otras atrocidades, dijo.
"Reconocemos que nunca es suficiente para aquellos que están sufriendo", dijo Germain.
"No tenemos miedo"
La Fundación Elie Wiesel para la Humanidad, que lleva el nombre del sobreviviente del Holocausto, ganador del Premio Nobel de la Paz, escritor y activista de derechos humanos que murió en 2016, ha brindado su apoyo a la creación de conciencia sobre el genocidio uigur a través de protestas, artículos de opinión, financiación y eventos como conferencias.
En 2023, la fundación otorgó subvenciones por valor de cientos de miles de dólares a tres grupos uigures dedicados a la defensa y educación de los derechos uigures en medio de la represión en curso contra el grupo étnico por parte de las autoridades chinas.
"No le tenemos miedo al Partido Comunista Chino porque están equivocados y lo que están haciendo es intolerable", dijo su hijo, Elisha Wiesel, presidente de la fundación.
"Y si podemos ayudar a que el mundo vea eso, a que el público estadounidense en particular lo vea, eso es parte de nuestro papel, y tenemos que hacerlo para servir a la memoria de mi padre", dijo.
Las esterilizaciones forzadas de mujeres uigures detenidas, la destrucción de miles de mezquitas en todo Xinjiang y la asignación de funcionarios chinos de la etnia han para que permanezcan en las casas de las familias uigures son otras formas en que el gobierno chino ha tratado de acabar con los uigures y su cultura.
"Esa es una actividad genocida para suprimir la tasa de natalidad de un pueblo, para cambiar sus edificios y eliminar su carácter, para eliminar por la fuerza sus tradiciones insertando a las personas en la vida familiar para evitar que se sigan ciertas tradiciones", dijo Wiesel.
Dos grandes retos
La fundación se enfrenta a dos grandes desafíos al tratar de crear conciencia sobre el genocidio uigur, comentó Wiesel.
El primero es la "política de bloqueo de información" del gobierno chino, que hace casi imposible que las familias uigures que viven en Xinjiang se comuniquen con parientes en el extranjero o que la prensa obtenga información de primera mano sobre lo que está sucediendo allí.
"Si la prensa libre occidental no tiene acceso a la atrocidad, no puede informarla", dijo Wiesel. "Y luego, es casi como si no sucediera".
La segunda es que es difícil lograr que las celebridades llamen la atención sobre el genocidio porque China es un mercado importante para películas y productos estadounidenses y occidentales, como zapatillas deportivas.
"Entonces, de repente [China] tiene dólares y centavos para impactar a las celebridades, lo que hace que sea mucho más difícil ahora que sus resultados están en juego", advirtió Wiesel. "Es mucho más difícil activarlos".
(Redactado por Mamatjan Juma y Kurban Niyaz para RFA Uyghur. Editado en inglés por Roseanne Gerin y Malcolm Foster para RFA. Traducido al español por Radio Martí.)