Trump dispuesto a cambiar la política de Obama hacia Cuba

Un grupo de cubanos en el exilio en un acto en Miami apoyó la candidatura de Donald Trump.

La postura del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hacia Cuba puede intuirse desde sus declaraciones en plena campaña presidencial, hasta sus más recientes críticas al castrismo, a raíz de la muerte el pasado 25 de noviembre del hombre que rigió los destinos de Cuba por más de medio siglo.

Cuando visitó la sede de la Brigada 2506, prometió a los veteranos de la fallida invasión a Cuba por Bahía de Cochinos en 1961 luchar por restaurar la democracia en Cuba.

"No los defraudaré", dijo a los exiliados cubanos que sueñan desde hace décadas con una Cuba libre.

Meses después, la muerte de Fidel Castro provocó en el presidente electo profundas críticas al régimen cubano y a la figura del dictador.

"El día de hoy, el mundo registra la desaparición de un dictador brutal que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas. El legado de Fidel Castro es uno de fusilamientos, expoliación, sufrimiento inimaginable, pobreza, y la negación de los derechos humanos fundamentales”.

"Si bien Cuba sigue siendo una isla totalitaria, espero que el día de hoy marque un alejamiento de los horrores soportados por demasiado tiempo, hacia un futuro en el cual el maravilloso pueblo cubano finalmente viva en la libertad que tanto merece.

"Aunque no se pueden borrar las tragedias, las muertes y el dolor causados por Fidel Castro, nuestro gobierno hará todo lo posible para asegurar que el pueblo cubano pueda finalmente iniciar su camino hacia la prosperidad y la libertad.

Me uno a los numerosos cubanoamericanos que me respaldaron tan admirablemente durante la campaña presidencial, incluyendo a la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, que me brindó su apoyo con la esperanza de que un día no lejano podamos ver a una Cuba libre".

El 28 de noviembre dejó clara su disposición de culminar la política de normalización iniciada por la administración Obama si La Habana no cambia su postura:

"Si Cuba no está dispuesta a hacer un acuerdo mejor para el pueblo cubano y los cubano-estadounidenses en su conjunto, pondré fin al acuerdo", escribió en Twitter, confirmando algo que había anunciado desde su campaña cuando prometió que "revocaría" las medidas ejecutivas de Obama si no eran restauradas "las libertades en la isla".

Un día después su equipo declaró en un comunicado que la liberación de presos políticos, el retorno de fugitivos de la Justicia estadounidenses y la libertad política y religiosa serán las prioridades para Cuba del próximo presidente de EE.UU.

"El presidente electo quiere ver libertad en Cuba, para los cubanos, y un buen trato para los estadounidenses, en el que no nos tomen por tontos", dijo su portavoz Jason Miller en una conferencia telefónica con periodistas.

Hasta el momento ha nombrado a varios cubanoamericanos en puestos importantes de su equipo de transición: John Barsa, Carlos E. Díaz-Rosillo, Mauricio Claver-Carone e Yleem Poblete, hecho que los analistas valoran como un adelanto en su promesa de apretar las tuercas al régimen castrista.

Con los republicanos en control de las dos cámaras del Congreso, las posibilidades de que el Poder Legislativo inicie el desmontaje del enmarañado legal del embargo se torna cada día más remoto.