Un teniente y dos sargentos de la Guardia Nacional de Venezuela, que formaban parte del contingente de militares que bloqueaban la frontera, desertaron este sábado y se entregaron en un puente fronterizo a las autoridades colombianas.
Levantando sus brazos, y mientras sostenían sus armas de reglamento, los tres jóvenes militares, vestidos de uniforme verde oliva y chalecos antibala, pasaron varias barreras de metal, y se entregaron en el puente internacional Simón Bolívar en Cúcuta a las autoridades de migración colombiana que les pidieron lanzarse al suelo para requisarlos, según imágenes que grabaron varios periodistas en el lugar.
Los tres militares fueron protegidos por el diputado opositor venezolano José Manuel Olivares, quien tras identificarse ante las autoridades colombianas se acercó a los uniformados, que estaban acostados sobre el asfalto, y les tocó la espalda en señal de protección.
Con la voz entrecortada por el llanto, Mirian Pernalete, una viajera venezolana que intentaba pasar a pie desde Cúcuta hacia Venezuela, relató que vio el momento en el que una tanqueta de la Guardia Nacional avanzó hacia el puente fronterizo para embestir a alguno de los transeúntes, que intentaban pasar hacia Venezuela, y atropelló a uno de ellos.
Poco después del incidente, tres de los uniformados salieron detrás de la tanqueta y comenzaron a caminar hacia Colombia con los brazos en alto y se entregaron a las autoridades colombianas, dijo Pernalete al portal venezolano de noticias Crónica Uno.
Uno de los militares desertores, quien no cesaba de llorar mientras caminaba junto a las autoridades colombianas, fue recibido entre aplausos por decenas de transeúntes en una calle cercana al puente fronterizo.
“¡Bienvenidos! La llegada de la Libertad y la Democracia a Venezuela ya es indetenible”, afirmó el jefe de la Asamblea Nacional y líder opositor, Juan Guaidó, al celebrar la decisión de los tres militares.
Guaidó, quien declaró presidente encargado de Venezuela, dijo en su cuenta de Twitter que los tres militares no deben ser considerados como desertores. “¡Han decidido ponerse del lado del Pueblo y de la Constitución!”, agregó el líder opositor que colocó en su cuenta un video de uno de los tres militares mientras caminaba junto a las autoridades colombianas.
Las deserciones ocurrieron a escasas horas que se inicie el ingreso de la ayuda humanitaria que está promoviendo la oposición venezolana para tratar de paliar la crisis que golpea a millones de habitantes de Venezuela.
Nicolás Maduro ha rechazado la iniciativa opositora alegando que eso forma parte de un pretexto para una intervención militar extranjera en Venezuela.
Poco después, en un puente de la población venezolana de Ureña, cercana a Cúcuta, decenas de guardias nacionales lanzaron gases lacrimógenos a manifestantes que protestaban el cierre del paso fronterizo y exigían que se permitiera el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela.
“Ya estamos cansados. No hay trabajo. No hay nada”, dijo Andreina Montañez, una desempleada de 31 años, al rechazar la represión de los militares venezolanos.
“Lo que necesitamos es una oportunidad. Qué se vaya este gobierno”, expresó Montañez mientras intentaba recuperarse de los gases.
Varios cientos de guardias nacionales, con equipos antimotines, bloquearon desde el amanecer del sábado los puentes fronterizos venezolanos que comunican con la población colombiana de Cúcuta para impedir el paso de la ayuda humanitaria que la oposición aspiraba comenzar a pasar pese al rechazo de Maduro.
Con barreras de metal, colocadas en medio de la vía, los militares cerraron el paso en las calles aledañas a los puentes mientras cientos de ellos se aportaron en las cercanías de los pasos fronterizos que comunican las localidades venezolanas de Ureña y San Antonio del Táchira con Cúcuta, donde opera el principal centro de acopio de la ayuda donada por Estados Unidos.
Al grito de “traidores” y “vende patria”, decenas de transeúntes, que acostumbran pasar a diario desde Ureña hasta Cúcuta, increparon a los guardias nacionales por bloquearles el paso.
En San Antonio del Táchira, la mayor localidad fronteriza del lado venezolano, también se dieron expresiones de malestar entre los habitantes por el cierre de las vías.
“Ojalá que acabaran de venir los gringos de una vez”, afirmó José Alberto Jiménez, un vendedor de café y cigarrillos que trabaja en la frontera, al quejarse de la acción de los militares venezolanos y la profunda crisis que azota al país suramericano. “Nosotros estamos huyendo de Venezuela para sobrevivir”, agregó.
La oposición ha llamado a masas de venezolanos a ayudar a que camiones que llevan las casi 200 toneladas de ayuda humanitaria proveída mayormente por Estados Unidos en las últimas dos semanas a cruzar varios puentes en Colombia.
Una vez los camiones lleguen a la frontera enfrentarán una prueba crucial: Si las tropas de guardia al otro lado de la frontera los dejarán pasar o no.
"Creemos que la ayuda va a entrar", dijo el líder opositor David Smolansky. "Va a ser tanta la gente que se va a congregar en la frontera y en distintas ciudades del país que no va a ser posible detenerlo".
El momento crítico tanto para el gobierno de Venezuela como para la oposición se produce exactamente un mes después de que el legislador de 35 años Juan Guaidó se declaró presidente interino bajo la constitución delante de miles de partidarios jubilosos. Aunque ha ganado respaldo popular y ha sido reconocido por 50 naciones, no ha sellado el respaldo de las fuerzas armadas, cuya lealtad es considerada crucial para derrocar a Maduro.
Líderes internacionales, incluyendo el secretario general de la ONU Antonio Guterres han llamado a ambas partes a evitar la violencia cuando la oposición trate de cruzar con la ayuda alimentaria y de medicinas puentes que las autoridades venezolanas cerraron el viernes por la noche. En previas olas de disturbios, ciudadanos han sido atacados con gas lacrimógeno e incluso matado durante protestas.
(Agencia AP y redes sociales)