Silvio Enrique Campos Ferbeyre, fotógrafo cubano, y Luis González, exintegrante de una brigada de tropas especiales en Guanabacoa, decidieron dejar la isla vía Ecuador, para hacer la travesía por Centroamérica hasta Estados Unidos, según dijeron a Martí Noticias durante una escala en Panamá.
Campos (39 años) dejó Cuba en agosto de 2015, mientras que González (36 años) lo hizo hace apenas 20 días.
El fotógrafo ha ido documentando su viaje. Explicó a Martí Noticias que hace tres días dejaron Paso Canoas, en Panamá, y junto a otros cinco cubanos buscan cruzar la frontera con Costa Rica.
Se declaran emigrantes políticos, pero lamentan que en Centroamérica los cataloguen como emigrantes económicos.
Por esa razón, Campos decidió denunciar con sus fotos lo que ocurre durante la travesía.
Con ellos viaja una mujer que lleva un bebé de cinco meses y juntos han enfrentado los peligros y adversidades, tanto en la selva como en la travesía por el mar.
"He perdido de todo: una cámara, equipaje y sobre todo mucho dinero", dijo el fotógrafo.
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González asegura que han recibido muchas incomprensiones en los lugares por donde han pasado y destaca que en Puerto Obaldía "hay muchos cubanos que están durmiendo en las calles", a la espera de una solución a su situación migratoria.
No esperarán por la respuesta de migración y seguirán viaje "evitando las carreteras y las ciudades, donde las autoridades los puedan detectar", dijo González.
Han compartido tramos de la travesía con otros cubanos. También viajan por esa ruta migrantes chinos, angolanos y nigerianos.
La comunicación con la familia en Cuba es escasa y aprovechan la cercanía a los lugares donde pueden acceder a internet para enviarles mensajes.
En la página de Facebook Ruta 25 que coordinan ambos, escribieron:
"Lo más triste de todo es que las autoridades responsables y los medios de prensa que responden a intereses gubernamentales, hacen creer a un alto por ciento de la población mundial que el emigrante está cometiendo algún tipo (de) delito y como delincuente es tratado".
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"A nuestra llegada a Paso Canoas se puso de manifiesto ese repudio, odio o como quieran llamarlo, por parte de un canadiense que nos motivó a seguir camino por nuestra propia cuenta".
Ninguno de los dos quiere volver a la isla.