Frank Darío Jarrosay Manfugas, un cubano de 35 años y natural de Guantánamo, fue capturado por los soldados ucranianos mientras luchaba en el bando ruso. Este viernes, durante una rueda de prensa celebrada en Kiev, el joven contó cómo había terminado en la guerra luego de viajar a Moscú para un supuesto contrato de trabajo en el sector de la construcción.
Según su testimonio, estando en la isla vio un anuncio en Facebook y rellenó el formulario correspondiente porque no estaba conforme con su salario.
“No era para entrar en la guerra, nunca pensé entrar a la guerra”, dijo en un acto organizado por las autoridades ucranianas en el que participaron también otros prisioneros de guerra extranjeros.
El joven, profesor de Geografía y músico, cobraba unos 250.000 rublos al mes (cerca de 2.500 euros) por combatir en el bando ruso. Su salario en Cuba, explicó, no superaba los diez dólares.
“Todo es un engaño. De la noche a la mañana cuando vas a hacer tu trabajo te ves en la guerra”, lamentó Jarrosay Manfugas, quien asegura que coincidió con otros ciudadanos de la isla que viajaron a Moscú en una situación similar a la suya.
En la conferencia de prensa, en la que participaron otros prisioneros de Nepal, Somalia y Sierra Leona, las autoridades ucranianas instaron a los países pobres a proteger a sus ciudadanos de la guerra.
Petro Yatsenko, representante de la Sede de Coordinación para el Tratamiento de Prisioneros de Guerra, aclaró que habían descubierto una red que atraía a jóvenes a aceptar trabajos en Rusia para luego enviarlos al frente.
"Los arrojaron como carne de cañón porque no estaban entrenados. Algunos de ellos fueron engañados, es decir, les prometieron una cosa, pero en realidad resultó ser completamente diferente", explicó.
Los jóvenes capturados pueden ser condenados en Ucrania por su papel como mercenarios, aunque hasta ahora no hay tribunales creados para ello. Por el momento, permanecen en ese país como prisioneros de guerra.
"Al mostrar a estos ciudadanos capturados, estamos diciendo que quizá sea necesario utilizar medidas más radicales, más eficaces, para que decenas, cientos de estas personas, no sean estafadas por agitadores" rusos", agregó.
Según reportes de la agencia Reuters, la India instó recientemente a la Federación Rusa para que libere cuanto antes a sus ciudadanos reclutados por el ejército luego de que un periódico local informara que al menos un centenar de hombres fueron contratados por Moscú el año pasado.
En declaraciones citadas por la agencia EFE, Yatsenko comentó que aunque no pueden afirmar que se trate de "un programa estatal (cubano)", nadie se opone a ello y agregó que los rusos" trabajan sin restricciones en la Isla.
Tras destaparse los primeros casos de cubanos reclutados por Rusia, el ministro de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, aseguró que el régimen prohíbe “la participación en conflictos de cualquier tipo y se opone al mercenarismo”.
En una declaración publicada en septiembre pasado, la Cancillería informó que 17 personas habían sido detenidas bajo sospecha de participación en trata de personas, y que estas enfrentarían penas de hasta 30 años de cárcel por participar en mercenarismo.
Varias semanas después los hackers informáticos ucranianos del grupo Cyber Resistance revelaron que al menos otros 59 cubanos habían llegado a la ciudad de Tula para alistarse en el ejército ruso.
“Al menos 11 de ellos pasaron por la oficina de registro y alistamiento militar de Tula después de que las autoridades cubanas anunciaron la detención de participantes en el esquema y el cese del canal de suministro de mercenarios”, dijeron.
La investigación incluía las identidades de los cubanos, algunos de ellos residentes fuera de la isla antes de la invasión a Ucrania.
“Las declaraciones del gobierno cubano sobre poner fin a la trata de personas y condenar a los mercenarios no son suficientes. Todavía no sabemos quiénes son estas personas y qué papel desempeñaron en todo el plan de suministro de mercenarios al ejército ruso”, denunciaba el artículo de InformNapalm.